Algunas ideas resultan aceptables porque de manera intuitiva las hemos confirmado. Una cena ligera y un desayuno completo resultan más saludables que lo inverso. Estas afirmaciones han encontrado un apoyo en la cronobiología, la cronodieta y la crononutrición, asociadas al reloj interno que marca el ritmo de nuestra vida. Sus seguidores consideran que presenta numerosas ventajas, aunque algunos expertos consideran que se apoyan en datos inexactos.

A nivel fisiológico podemos señalar que lo que comemos se relaciona directamente con la secreción de insulina, encargada, entre otras cosas, del control de la cantidad de energía almacenada por las células. Se considera demostrado que la capacidad del organismo para asimilar los hidratos de carbono rápidos es mucho mayor por la mañana que por la noche, ya que se ha analizado la respuesta insulínica a diferentes horas del día y los resultados parecen concluyentes. También los adipocitos (células encargadas de almacenar la grasa) la acumulan en mayor medida por la noche.

El organismo está preparado para seguir un ritmo concreto en el que se respeten el número de comidas y unos horarios prefijados. Cualquier alteración es este engranaje provoca alteraciones en el ciclo celular y metabólico que promueven la ganancia de peso y el acúmulo de grasa corporal.

Para mejorar tu ritmo vital, sería recomendable:

-Utilizar luz amarilla (para que el organismo sepa que no es de día) en lugar de la luz blanca o led.

-Evitar el picoteo y comer a horas precisas.

-Comer despacio para alcanzar la sensación de saciedad y no necesitar una ingesta excesiva. La rapidez en la ingesta es negativa para el control cronológico y hormonal (pues se reduce la concentración de leptina y se aumenta la de grelina).

-Realizar cinco comidas diarias con la ingesta ajustada. Lo mínimo son tres; de ahí no podemos bajar.

-No comer por la noche. Se puede cenar poco y que pase un tiempo antes de acostarse.

Interesa señalar que es cierto que hay comidas que no nos sientan igual a una hora que a otra. Un claro ejemplo son las legumbres que a muchos consumidores les producen gases y resultan mucho más incómodos si las ingieren por la noche. Lo mismo sucede con otros alimentos cuya combinación puede resultar explosiva: zumo de naranja y café con leche que provocan acidez, etc.

La cronodieta se basa en la denominada cronobiología, que estudia cómo se organizan los procesos biológicos naturales en función de las horas del día. Se pretende ajustarse a esas horas tomando lo más adecuado en cada momento consiguiendo un aporte nutricional completo.

Entre las ventajas de esta dieta destacaría que se puede comer casi de todo, no se "pasa hambre", es variada porque incluye alimentos de todos los grupos o establece hábitos nutricionales en función del propio reloj biológico.

El desayuno es fundamental. Se debe hacer entre el momento en que te levantas y las diez y media. Su función primordial es aportar la energía necesaria para la actividad a realizar y evitar picar entre horas. Es el momento en que el organismo puede metabolizar bien y no acumular innecesariamente. Debe incluir proteínas, hidratos de carbono y grasas. Se recomienda evitar el azúcar.

A media mañana lo mejor es la fruta, excepto el plátano.

En la comida, lo indicado serían los hidratos de carbono de absorción lenta (arroz, pasta y legumbres), proteínas (de pescado, carne o huevos), hortalizas y verduras.

La merienda debe realizarse cuatro horas después de la comida. Si pasa de las cinco, no debe tomarse fruta ni hidratos de carbono. Mejor lácteos, proteínas, chocolate o frutos secos.

La cena debe ser ligera. Un par de horas antes de acostarte y con alimentos suaves que contengan proteínas de pescado o carne con verduras y lácteos. A esta hora, las suprarrenales y la tiroides reducen su función y no es conveniente abusar de la ingesta.

Las recomendaciones generales incluyen que lo mejor sería consumir hidratos de carbono integrales, endulzar con miel, comer pescado blanco a la cena y azul en la comida, evitar el pan en merienda y cena, no comer bollería industrial ni dulces (si no puedes resistirte, nunca de postre ni por la noche), beber agua aunque puedes tomar una copa de vino con la comidas.

Consulta a tu médico y sigue sus indicaciones. Adaptar tu dieta a un horario adecuado puede ser la mejor opción para mejorar tu salud y mantener un peso apropiado.