Uno de los grupos más jóvenes llegados de Galicia a Fátima es el integrado por las niñas Ana, Alma, Claudia, María y Ana, que viajaron durante la noche en autobús, para guardar un sitio privilegiado desde el que seguir la misa del Papa. "Es un espectáculo para los ojos y un gozo para el alma, el vivir la alegría de la fe", comentaron, acompañadas de otras familias peregrinas. "Vimos al Papa a unos metros al término de la celebración; fue conmovedor", reconocieron. "La Virgen no defrauda", repitieron. Eso sí, reconocen que la excursión les supo a poco.