Domingo 16

Llamada perdida. En Llamada perdida sonaba la Melodía de la muerte como tono en los teléfonos móviles de las pobres chicas. Entonces en la pantalla aparecía el mensaje "Llamada perdida" con fecha de tres días después y se escuchaba un grito tremebundo. Algunos testimonios recogidos, por qué no decirlo, por Iker Jiménez, juran y perjuran haber recibido llamadas del más allá, de espíritus y muertos. En Beijing, China, dos centenares de personas, mayoritariamente chinos, aseguraron que una misteriosa llamada les despertaba en mitad de la noche: el llanto de un bebé, un chillido desgarrador y el sonido de alguien ahogándose. Kiko Hernández pasó un día entero recibiendo los recados de María José Campanario. La mujer de Jesulín había desviado su teléfono, teóricamente, a Kika, un amiga. Cosas de la ordenación alfabética automática de las grandes operadoras y fabricantes del sector de las telecomunicaciones, Kika pasó a ser Kiko. Por una vocal, el amigo de JorgeJa hasta le dio conversación a la mismísima madre de la Campa. ¿Fue un error, un descuido, un acto fallido freudiano? ¿Una jugarreta, una vendetta, un prueba de tu propia medicina? ¿Psicofonías, tal vez? ¿O que las comunicaciones con Ambiciones están intervenidas y son un expediente X?

Lunes 17

El 'sisi'. ¿Quién dijo que Borja era un nini? Ser padre de familia numerosa, rico heredero e hijo de baronesa no es tarea fácil. Tiene uno que lidiar: a) con la prensa del corazón, b) con Hacienda, c) con la baronesa madre, que igual te coge unos pelos para hacerte una prueba de ADN que te denuncia por llegar a casa con nocturnidad y alevosía o te quiere más que a nada en este mundo, tanto como a los árboles de los bulevares. Se pasa uno media vida a la sombra, no como metáfora de cárcel, prisión, talego, sino bajo techo, entre cuatro paredes, en oficinas y despachos en lugar de tomar el sol en cubierta: juzgados, bufetes, notarías, photocalls y revistas. Y sin poder echar raíces, todo el día entre Suiza, Andorra, Londres y Madrid, cuando no navegando en aguas internacionales. U n agotamiento. Borja no es un nini. Borja es un sisi.

Martes 18

Asentaderas. A JorgeJa le ha dado por exhibir el trasero. Qué quieren, se ha venido arriba. La culpa es de las neuronas espejo. El neurobiólogo Rizzolatti observaba a los primates cuando uno de los investigadores se metió un cacahuete en la boca. Entonces vieron que en el cerebro de los monos se activaba un área, justo la misma que el devorador de frutos secos. Fue así como descubrieron las neuronas espejo y todo eso del contagio de las emociones. ¿Qué tiene todo eso que ver con el culo del ínclito? Mucho, todo. Porque junto a la nalga escribe, y da ahí la clave, Culo veo, culo quiero. Refrán que en inglés sería Monkey see monkey do (El mono ve, el mono hace). Si se corre la voz, y las neuronas espejo, se nos van a llenar las redes de asentaderas. Ah, que eso ya pasa, ¿no?

Miércoles 19

Conducirse. La autoescuela de los famosos está abriendo una brecha, agravando la crisis del sector, quebrando los equilibrios territoriales, haciendo asomar de nuevo el fantasma de las dos Españas. A Tráfico no le pasa inadvertido tanto famoso conduciendo fuera de tiesto (siendo tiesto su lugar de origen y/o residencia y/o tributación). Ya es casualidad: ha sido sumarse Laura, la mujer de Risto, y trascender el asunto. La influencer (así se autotitula; él, Risto, la llama "miísima" o algo parecido, raro) se ha puesto al volante en una semana. A Belén Esteban le costó años pero porque andaba dispersa con lo de Toño. Tamara, la hija de Isabel Preysler, también acudió allí. Prefirió Cuenca a Madrid, o a Miami, donde anda media saga, o Cantabria. Ahora sabemos por qué. Se la tiene jurada al expresidente Revilla, que criticó al hermano. No hable mal de un artista, le advirtió. Total, lo que dijo el hombre es que Enrique no es ningún tenor. Y tenor, en puridad, no lo es. Además, Revilla opina de todo. A Bustamante no le entra por ahí porque sin ser tenor, el timbre se le aproxima más. A Busta lo que le recomendó es que se buscara "una mujer sencilla". Y Paula, sencilla, sencilla, no es.

Jueves 20

El superjueves. En todas las culturas desde tiempo ancestral el paso de una etapa vital a otra se acompaña de rituales. A la hija de Belén y Jesulín entre todos le han montado un buen circo, un superjueves. Pero, en honor a la verdad, la puesta de largo de Chabelita fue más sonada. Así son los Pantoja. Aquello fue un sinvivir, una cuenta atrás acongojante, un agotar todos los eufemismos del diccionario (a la RAE todavía no le había dado por aceptar pulpo como animal de compañía). La noche de autos llegó con sorpresa. A los hijísimos, en cuanto alcanzan la mayoría de edad -es decir, los despixelan- se les bifurca el camino: o tiran por el famoseo de serie B -Isa, GloriaKa- o por el anonimato más feroz. Y luego hay vías intermedias: el niño Lequio-Obregón. Con lo que prometía de chico.

Viernes 21

Cuerpos humanos. Los hermanos Rivera, los de la rama 1, presumen en las redes sociales de cuerpo en forma. Si Fran(cisco) se exhibe en el gimnasio (ese mítico lugar donde Victoria Beckham casi arrastra por los leggings a Anita la fantástica) Cayetano no le anda a la zaga luciendo tableta. Julián, hijo de Carmina pero de la rama 2, también luce pectorales sin recato desde un tiempo a esta parte. Kiko, el cuarto hermano, de la rama 3, ya es harina de otro costal. Intentarlo lo intentó, se compró zapatillas de running, se matriculó en el gimmasio... pero nada. Este verano, que frecuenta la piscina, ha cambiado sin embargo la natación por el deporte de moda: hacerse selfies con un flootador de flamenco rosa gigante. Como Paula. Bueno, como Paula no, tampoco. Con menos glamour. También ha entrenado saltos pero, por no salir, no le sale ni el palito de Lydia Lozano y Falete. Kiko domina la plancha, la bomba, y en ello se afana. Ahora que se le ha visto con otro perfil más rebajado, apuntando con desertar de las filas de los fofisanos que no dejó atrás ni en la isla, ya sospechan que haya sido cosa del cirujano. Ahora que cuidado porque llega un bebé. Y ya saben lo que dicen del pan y el brazo. Y lo que es peor: entre uno y otro, mortadela.