Los finales felices no solo son para el cine; también para la vida real. Hace tan solo cinco años, era impensable hablar de la erradicación de la hepatitis C en España y ahora esta enfermedad vírica tiene hasta fecha límite: el año 2021. Con este más que halagüeño panorama celebran el próximo viernes, día 28, el Día Mundial de la Hepatitis C los enfermos de esta enfermedad, que ha pasado en menos de 25 años de describirse a curarse en un 98% de los casos.

La Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (Fneth) y la Asociación Gallega de Trasplantados Airiños presentaron ayer la campaña Cambia la historia para explicar lo que han supuesto los nuevos medicamentos contra el virus de la hepatitis C en la vida de miles de pacientes y también en la práctica médica. Dos personas curadas de hepatitis C y sus respectivos médicos ponen rostro a este hito en un vídeo en el que intercambian experiencias y recuerdos en torno a tres momentos: el pasado de la enfermedad con los antiguos tratamientos, la llegada de la nueva generación de antivirales y la eliminación del virus. El vídeo, que puede verse a través de los perfiles de Fneth en YouTube, Facebook y Twitter con el hashtag #cambialahistoria, se centra en la nueva situación, de esperanza y de futuro, aunque no por ello las asociaciones de enfermos bajan la guardia.

"Para erradicar la hepatitis C, hay que continuar tratando a los enfermos, a todos, sin distinguir su estado de gravedad, lo que ya se aprobó en la última reunión del Consejo Interterritorial de Sanidad, pero también hay que detectar los casos que aún no han aflorado. Se calculaba que unas 700.000 personas tenían la enfermedad sin saberlo, aunque un estudio dado a conocer este mismo mes las cifra en 200.000 para disminuir las posibilidades de contagio. Aún así, es importante detectar estos casos", explica Abelardo Sánchez Sanjurjo, presidente de la Asociación Gallega de Trasplantados Airiños y hasta el pasado año, responsable de relaciones institucionales de la FNETH.

Sánchez explica que ya se ha llegado a un acuerdo con las sociedades científicas para establecer la detección de nuevos casos en los principales grupos de riesgo -toxicómanos, homosexuales, presos y personas con tatuajes o piercings -, aunque el presidente de la asociación gallega va más allá y añade que debería extenderse el cribado a todas las personas nacidas antes de los años ochenta y noventa, es decir, antes del descubrimiento de este virus, que se contagia por la sangre. "Puede que lo contrajese en el practicante, el dentista o durante una transfusión antes de que el material sanitario fuera desechable", pone como ejemplo.

Sánchez Sanjurjo, enfermo de hepatitis B, para la que ahora hay una vacuna, y trasplantado hace 14 años, formó parte del proceso de negociación con el Ministerio de Sanidad durante las negociaciones para que los nuevos tratamientos antivirales se administraran a todos los enfermos, y no solo a los de extrema gravedad. Fueron momentos duros, recuerda Sánchez, en los que estaba en juego la vida de miles de enfermos.

"Uno de los argumentos de Sanidad era que no podía afrontar el gasto de 80.000 euros que costaba el tratamiento por paciente. Y era un atraco a mano armada, pero nosotros decíamos que la no administración era más cara aún porque solo el trasplante, que era la única opción para salvar la vida del paciente ya costaba 120.000 euros. A esto sume la medicación, cara, de por vida, para que al final, el nuevo órgano volviera a infectarse. Ahora, los tratamientos están en 8.000 euros y bajarán aún más", explica.

La elaboración del Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C fue el resultado de la presión de las asociaciones. Y un gran logro, según Sánchez, que ha marcado un antes y un después en la historia de esta enfermedad. Desde su puesta en marcha en 2015, más de 4.000 pacientes gallegos han recibido los nuevos tratamientos, según Airiños. "Hemos conseguido un plan ejemplar, que no lo tiene ningún país del mundo", reconoce Sánchez.