Mercedes Milá conquista en segundos con la empatía y el carisma que emana. Más allá del "animal televisivo" que es, en las distancias cortas engancha al interlocutor con una mirada entre dulce e incisiva y con un verdadero interés por la persona que tiene enfrente. Más allá de sus proyectos como presentadora, Milá se ha embarcado también en la producción del documental The healing notes que el pasado fin de semana presentó en Ibiza, una isla que, asegura, ahora mismo no le sugiere nada "alegre" debido al vínculo que tenía con ella su gran amigo Ángel Nieto. "La muerte de Ángel ha sigo un golpetazo vital que no logro digerir. Éramos muy amigos, de toda la vida", resalta esta periodista.

- ¿Por qué se implicó en la producción del documental The healing notes de Amparo Mendo?

-La idea de hacer un documental sobre la influencia beneficiosa que puede tener la música, en una situación de dolor, miedo o incluso terror me pareció casi una obligación moral. Lo único que tenía que hacer era reunir dinero, lo hice, y lo sacamos adelante.

- ¿Cómo hace para canalizar su popularidad?

-Llevo 40 años siendo reconocida por la gente por la calle. Me he acostumbrado. Hay días maravillosos, en los que la gente se te acerca para decirte cosas increíbles. Últimamente me está pasando una cosa muy curiosa: que se están olvidando de la presentadora de Gran Hermano para hablarme de ConvénZeme o del baño en el Ártico con Jesús Calleja. Ya no me preguntan por qué ya no hice Gran Hermano sino cómo me atreví a bañarme en el Ártico... eso es muy bonito.

- ¿Y lo negativo?

-A partir del momento en que llegan los móviles aparece una enfermedad que se llama hacer fotos. Yo tuve un problema con Facebook muy grave [por uso indebido de su imagen] y la Policía me recomendó que no me hiciera fotos por la calle con gente que no conozco. A la gente que se me acerca para pedirme una foto les digo que lo siento, que les doy un beso, un abrazo, un autógrafo... pero fotos no.

- ¿Son las redes sociales el nuevo Gran Hermano ?

-Soy muy defensora de la existencia de las redes sociales en cuanto a un fenómeno nuevo moderno tecnológico. Como siempre que hay algo nuevo, hay cierto miedo. Hay gente que siente miedo y otros que sienten entusiasmo. Yo me quedo más con el entusiasmo que con el miedo. Lentamente iremos haciéndonos a ellas.

- ¿Continuará el programa ConvénZeme ?

-Todavía no lo sé pero desearía con toda mi alma que continuara porque ha sido precioso escuchar a los lectores y que eso haya servido para que se vendan muchos libros que se han recomendado en el programa... Eso, qué quieres que te diga, para mí que pensaba que iba a ser un programa muy chiquitito... es muy emocionante.

- ¿Se cansará de hacer tele?

-Me cansa, como a todo el mundo, hacer un trabajo durante mucho tiempo, pero sí me gustaría seguir en televisión. Me gusta el plató pero también los programas en los que viajas a descubrir cosas. Yo soy un animal televisivo, no puedo evitarlo, soy así desde hace 40 años.

- ¿Cuándo descubrió que era un animal televisivo?

-Soy una persona con muy mala memoria y, sin embargo, recuerdo con absoluta nitidez la primera vez que se encendió el piloto rojo. Sentí un enamoramiento, como cuando tú ves a un tío que te gusta muchísimo y dices: 'este sí'. Ese día en Miramar sí sentí algo extraño. Hay gente a la que el piloto rojo le da terror y a mí lo que me da es una paz profunda.

- Usted es una persona franca, o al menos así la vemos en televisión. ¿Esa franqueza le ha traído problemas?

-Estoy en contra de las personas que dicen siempre lo que piensan. A los concursantes de Gran Hermano les decía que no deberían decir siempre lo que piensan porque eso no es sano para nadie. Al contrario, hay que pensar muy bien lo que dices. Lo que sí es verdad es que no tengo demasiados pelos en la lengua. Para ser periodista en un plató necesitas ir al grano, no te puedes permitir dar muchos rodeos.

- ¿Cómo ve la profesión periodística en la actualidad?

-Es un tema demasiado amplio. Siento mucho, eso sí, que hay mucha gente estudiando Periodismo que lo va a tener muy mal a la hora de trabajar. Pero también sé que hay gente muy buena que está llegando. Luego hay casos escandalosos. Me parece intolerable que Gemma Nierga pierda su trabajo en la SER después de 30 años, sin mas explicación que 'prescindimos de ti porque no te necesitamos' cuando es un problema de costes. Es muy peligroso cargarse a la gente con raíces.