YouTube no es solo cosa de adultos. La plataforma de vídeos se ha convertido en una exitosa forma de ocio infantil -en muchos hogares ya se consume más que la televisión- que, en ocasiones, se convierte en la clave para mantener tranquilos y entretenidos a los niños mientras sus padres disfrutan de una cena con amigos, esperan en la consulta del médico o van de viaje en el coche. Psicólogos y expertos en educación gallegos instan a no "demonizar" este portal de vídeos pero eso sí, advierten de que los padres no solo deben seleccionar qué contenidos ven sus hijos sino visionarlos siempre con ellos y limitar el tiempo que los pequeños pasan frente a la pantalla. Además advierten del riesgo de convertir YouTube en "la niñera electrónica". "Es ilógico que estén en un restaurante comiendo y los niños con la tablet para que estén entretenidos porque si no se portan mal. Puede que estén viendo un vídeo para niños y surja algún contenido inapropiado y los padres no lo ven", resalta la vicedecana y profesora de nuevas tecnologías de la facultad de Ciencias de la Educación de A Coruña, Patricia Digón.

Los expertos lo tienen claro, YouTube puede ser positivo y una forma de ocio más para los pequeños pero siempre que se utilice bajo la supervisión de un adulto y combinándolo con otro tipo de actividades. "No hay una edad concreta para poder empezar a consumir vídeos de YouTube, lo que hay son vídeos para cada edad: para niños de un año, de dos, de siete? Desde bebés pueden ser estimulados con imágenes pero la clave es que no solo se estimulen de esta forma", señala Digón, quien insta a hacer un buen uso de las tecnologías y racionar desde el inicio el tiempo que dedican a esta actividad porque, reconoce, las imágenes es algo que atrae mucho a los niños. "Vivimos en la cultura de la imagen, es algo atractivo para ellos e igual que cuando a un bebé lo dejas con el móvil que se cuelga en la cuna, que se relaja al ver los muñequitos, un niño con vídeos de YouTube se siente atraído por las imágenes", sostiene esta docente de la Universidade da Coruña, quien recuerda que "todo en exceso es malo" y resalta la necesidad de que los niños "desarrollen todas sus habilidades". "Es fundamental que lean, a nivel cognitivo es mucho mejor la lectura que los vídeos, que corran?", sostiene. Aunque asegura que cada familia debe determinar las normas de uso de esta plataforma, ella pone como ejemplo las pautas que siguen en su hogar. "Durante la semana entre las clases, hacer los deberes, jugar algo en la calle y leer un poco antes de dormir casi no hay tiempo. A mis hijas, por ejemplo, solo les dejo la tablet el fin de semana", asegura. Una idea que comparte la vocal de la sección educativa del Colexio de Psicoloxía de Galicia, Nuria Lago: "Hay que controlar el tiempo que los niños pasan con este tipo de plataformas. No puede ser que un menor esté cuatro horas con el ordenador".

Y tan importante como regular el tiempo de consumo es filtrar a qué contenidos puede acceder el pequeño. Pese a que para muchos padres con ponerle un vídeo de una serie de dibujos o de un canal dirigido a niños es suficiente, los expertos advierten de que lo ideal es visionar los vídeos con el pequeño por si, como ocurre en ocasiones, se cuelan contenidos que no son adecuados para la edad o madurez del pequeño. De hecho hace unos meses la polémica rodeó a esta plataforma de vídeos al descubrirse que imágenes con contenido violento o sexual sorteaban los filtros y aparecían en la aplicación YouTube Kids, donde se supone que solo puede haber contenidos 100% aptos para menores. La compañía tuvo que tomar medidas cuando múltiples usuarios denunciaron que dentro de esta app era posible ver vídeos de Peppa Pig fumando, con armas y atacando a personas o personajes de La patrulla canina quitándose la vida tras ser inducidos por el demonio. Un problema que surge porque los vídeos se filtran automáticamente a través un algoritmo. Por ello, los expertos ven clave sentarse con los pequeños a ver los vídeos. "Aunque sean dibujos puede aparecer algo que consideramos inadecuado o que va contra nuestros valores. Al verlo no se trata de prohibirlo sino de explicarle al niño lo que ocurre y hacer que reflexione sobre ello. Si vemos violencia, por ejemplo, podemos preguntarle que si ve que le están haciendo daño al personaje, qué pensaría si le ocurriera a él y así poco a poco el niño reflexiona y después ya él mismo no quiere ver ese tipo de contenidos", señala Digón, quien asegura que así se desarrolla también su pensamiento crítico. "Si un niño está solo y ve un contenido desagradable, esto puede suponer un impacto emocional. Si la madre o el padre están con él siempre lo llevarán mejor porque se les puede explicar y aprovechar para inculcar valores", añade Nuria Lago.

A la hora de seleccionar los contenidos que los niños verán en YouTube, a los padres les toca invertir parte de su tiempo en conocer lo que ofrece la plataforma. "Informarse cuesta mucho, pero hay que hacerlo. Si lo que se buscan son vídeos educativos hay algunos ya dirigidos expresamente a niños de Primaria, por ejemplo, o colegios y profesores que tienen grandes canales educativos, pero hay que saber buscar porque plataformas como Google o YouTube no orden los vídeos por su veracidad sino por los más vistos", indica Digón, quien desaconseja que los menores pasen el tiempo libre viendo a otros niños convertidos en youtubers. "Son niños a los que las marcas convierten en anunciantes para promocionar sus juguetes. Suelen ser vídeos rápidos, que enganchan, como un anuncio. Si los padres quieren que sus hijos les pidan los juguetes que vean en estos canales?", indica Digón.

La tarea se complica cuando los niños llegan a la adolescencia, pero psicólogos y profesores aseguran que la supervisión paterna debe mantenerse hasta que cumplan la mayoría de edad. Eso sí, no consiste en prohibir sino en formar al menor para que realice el mejor uso posible de las redes. "Depende de la madurez del niño pero en principio la tarea de supervisión debe seguir hasta los 18 años y enseñarles a gestionar la información, cómo contrastarla, qué peligros hay si suben una foto, que sepan que su rastro permanece en el futuro, etc. Hay que educar en valores y eso se hace en casa", indica Digón. Una visión que comparte la psicóloga Nuria Lago. "Más que espiarles o prohibir hay que conversar con ellos, interesarse por lo que les gusta e intentar ver alguno con ellos", sostiene.

Pero la teoría choca de bruces con la realidad y los expertos gallegos reconocen que es frecuente ver cómo niños consumen vídeos de YouTube sin compañía de un adulto. Piden un mayor control para evitar riesgos y evitar que estos nativos digitales centren su tiempo libre solo frente a una pantalla.