Italia tiene preparado un avión con un equipo médico para volar hasta Liverpool, en Reino Unido, y trasladar a Roma al bebé británico Alfie Evans, que sufre una enfermedad cerebral degenerativa y al que la Justicia de su país ha obligado a desconectar pese a la negativa de sus padres. El pequeño, que sufre una enfermedad cerebral neurodegenerativa sin cura, fue desenchufado de las máquinas que lo mantienen con vida el pasado lunes y, pese que los médicos, aseguraban que tardaría minutos en fallecer, el pequeño seguía respirando por sus propios medios a última hora de ayer.

Mariella Enoc, presidenta del hospital pediátrico que gestiona el Vaticano, Bambino Gesù, y que se encargaría de ingresar al pequeño confirmó ayer que Italia tiene todo preparado para poder trasladar al pequeño. Además, agregó que ha podido hablar con el padre del bebé de 23 meses, Thomas Evans, quien le confirmó que se le ha vuelto a colocar la máscara de oxígeno después de que en la noche del lunes se le desenchufase de la respiración asistida como ordenaron los jueces.

Enoc viajó ayer a Liverpool para poder entrevistarse con los médicos del hospital donde se encuentra el bebé, pero no fue recibida, como ella misma relató.

La directora del hospital explicó que el papa Francisco, quien el pasado miércoles recibió en el Vaticano al padre del niño, le dijo que hiciese todo lo posible por el bebé.

Alfie Evas se encuentra en el hospital Alder Hey Children's de Liverpool (Inglaterra) desde diciembre de 2016 en estado semivegetativo y sus padres están librado una batalla judicial para conseguir permiso para trasladar a su hijo a Roma para continuar con su tratamiento. Pero su demanda ha sido rechazada por las distintas instancias judiciales del Reino Unido a las que han apelado, así como por la Corte Europea de Derechos Humanos de Estrasburgo. Ayer presentaron un nuevo recurso para que se mantenga el tratamiento al pequeño ingresado.

Alfie fue desconectado el lunes de las máquinas y, aunque los profesionales habían advertido de que no sobreviviría más de unos minutos sin esa asistencia, el pequeño llevaba ayer más de 12 horas respirando, algo que, según adelantó su padre, ha dejado a los médicos "boquiabiertos".

El padre reconocía ayer que, después de seis horas en las que el niño continuaba con vida, logró convencer a los especialistas para que accedieran a "darle agua y oxigenar su cuerpo". "Me sentí bendecido cuando confirmaron que podían dárselo", señalaba.

Cientos de personas se manifestaban ayer a las puertas del hospital británico para protestar por la desconexión del menor pese al rechazo de los padres.