Ojos enrojecidos y vidriosos, risa fácil, librillos de papel de fumar en los bolsillos... Los indicios de que un menor de edad está consumiendo hachís o marihuana se le escapan a algunos padres hasta que a su buzón llega una carta que genera una crisis familiar con una multa a su hijo por fumar o poseer este tipo de derivados del cannabis. El año pasado, la cifra de multas creció casi un 2% y superó la barrera del medio millar con 506 casos y unos castigos económicos que rozaron los 319.000 euros en total.

El consumo de drogas por parte de los menores constituye un mazazo en la mayoría de familias, según apuntan desde las asociaciones que los tratan, desde las que señalan la sanción económica como la menor de las preocupaciones ante las consecuencias sobre la salud de los niños y su desarrollo personal tanto a nivel educativo como profesional.

Algo más del 6% de casos expedientados por poseer o consumir este tipo de sustancias se refiere a jóvenes de entre 14 y 18 años, de acuerdo con los datos de la delegación del Gobierno en Galicia, que cifran en 506 los casos del año pasado frente a los 498 de 2016. Por provincias, Pontevedra se sitúa a la cabeza, con 231 expedientes, lo que supone un crecimiento del 16%, seguida de A Coruña, con 193 y Lugo y Ourense con 41 cada una.

La Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como Ley Mordaza, entró en vigor en julio de 2015 e introdujo un gran cambio en este terreno, modificando la sanción por esta infracción de 300 a 30.000 euros hasta una horquilla de 600 a 10.000, imponiéndose por defecto la sanción mínima en el primer castigo y manteniendo la opción de reducirla a la mitad si se abona en quince días.

A los menores se les ofrece, sin embargo, una posibilidad para esquivar ese pago siempre que se sometan a "tratamiento o rehabilitación, si lo precisan, o a actividades reeducativas". Estos cursos, que deben ser dirigidos por una entidad homologada para ello, no suponen simplemente charlas al menor, sino que se trata de sesiones que analizan su entorno familiar y situación personal y duran alrededor de medio año.

Pero el certificado final para librarse de la multa cuenta con un examen clave: análisis de orina para determinar que no ha consumido derivados del cannabis, detectable durante 15 o 20 días. En caso de no pasar la prueba, la sanción podrá hacerse efectiva.