Pese a que la 77 ª edición de la Feria del Libro de Madrid estuvo marcada por una "magnitud negativa" que nadie podía controlar, la lluvia, cerró ayer sus puertas con un "balance positivo" de 8,2 millones de euros en ventas, lo que supone una bajada del 7% respecto a 2017, y con 2,2 millones de visitantes.

"Todas las magnitudes de lo que estamos midiendo son excelentes, menos una, la que deriva de las condiciones meteorológicas", dijo el director de la Feria del Libro de Madrid, Manuel Gil.

En contraprestación al descenso del 7 % en ventas que han provocado las fuertes lluvias y el viento, Gil afirmó que esta cita se consolida como una "feria joven", según arrojan las cifras: el 27,8% de los visitantes han sido menores de 25 años.