Cada ocho horas se diagnostica un nuevo caso de Esclerosis Lateral Amiotrófica en España y los expertos calculan que uno de cada 400 u 800 ciudadanos sufrirá esta enfermedad neurodegenerativa a los largo de su vida. De los cerca de 4.000 afectados que hay en el país, 233 residen en la comunidad gallega, donde según indica la Asociación Española de ELA con motivo del día de la enfermedad que se conmemora hoy, se diagnosticaron 54 nuevos casos el pasado años, 22 de ellos en la provincia de A Coruña.

A pesar de ser la enfermedad neuromuscular más frecuente y la tercera enfermedad neurodegenerativa más común, tras la demencia y el párkinson, su alta mortalidad hace que el número de afectados sea relativamente bajo, puesto que la cifra de fallecimientos anuales es similar a la de los nuevos casos diagnosticados, según indicaron ayer desde la Sociedad Española de Neurología.

"Se trata de una enfermedad neurodegenerativa que provoca una parálisis muscular rápidamente progresiva. Puesto que afecta fundamentalmente a las motoneuronas, tanto superiores como inferiores, los pacientes ven rápidamente afectada su actividad muscular voluntaria esencial, es decir, la implicada en procesos como hablar, caminar, respirar o comer", indicó el coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Neuromusculares de la Sociedad Española de Neurología, Gerardo Gutiérrez. La gravedad de esta enfermedad, para la que aún no existe cura, hace que la esperanza de vida media de las personas que la padecen sea de tres años, con una supervivencia de más de cinco años sólo en el 20% de los pacientes y de más de diez en el 10% de los casos.

Asimismo, prosigue el experto, esta enfermedad, que aparece generalmente de forma esporádica porque en solo un 5 o un 10% de los casos existen antecedentes familiares, también tiene una etiología "incierta". De hecho, debido a que los primeros síntomas suelen aparecer cuando los pacientes rondan la sexta década de vida y suele ser ligeramente más habitual en hombres, ser hombre y tener una edad avanzada son los únicos factores de riesgo que se han podido establecer "con claridad". No obstante también existen estudios que apuntan otros como, por ejemplo, ser fumador, haber padecido alguna infección viral previa, haber estado expuesto de forma habitual a metales pesados o pesticidas, entre otros.