La propuesta de la ministra de Igualdad, Carmen Calvo, de incorporar un lenguaje inclusivo en la Constitución es "una locura" a ojos de los lingüistas y una tarea ardua y "ridícula" para los juristas consultados.

El artículo número 9 del título preliminar de la Constitución comienza así: "Los ciudadanos y los poderes públicos..." De acuerdo a la propuesta del Gobierno de eliminar el lenguaje sexista el texto debería decir: "Los ciudadanos y ciudadanas...". Otra opción más corta: utilizar terminaciones en "e" para englobar los dos géneros. El artículo 9 comenzaría entonces con un "Les ciudadanes".

El Gobierno solicitó a la Real Academia Española (RAE) un informe sobre el lenguaje inclusivo. La contestación de la RAE es sencilla para una de sus componentes, Josefina Martínez: se está confundiendo el género y el sexo. Se explica con un ejemplo: "'Radio' termina en 'o' y es femenino; no podemos considerar que la 'o' es siempre masculino y la 'a' femenino", señala. La incorporación de un género neutro terminado en "e" le parece una auténtica "locura".

"Utilizar las terminaciones en 'e' no es castellano; en todo caso eso ya sería revitalizar el bable", bromea el catedrático de Derecho Constitucional Francisco Bastida. Cree que la Carta Magna ya utiliza un lenguaje inclusivo. De nuevo un ejemplo: "No hace falta decir alumnes para referirse a ambos géneros, se dice el alumnado y ya está", señala.

Otro de los argumentos lingüísticos contra esta reforma se centra en la economía del lenguaje, que se rompe con la propuesta del Gobierno. "El uso de niños y niñas no es agramatical pero es muy difícil de generalizar fuera de usos corteses, como señores y señoras; además, es imposible de llevar a la práctica", sostiene Salvador Gutiérrez Ordóñez, catedrático de Lingüística General y miembro de la Real Academia Española (RAE).

Referéndum

A nivel jurídico, incluir un lenguaje inclusivo en la Constitución no es sencillo. "Es una norma reformable pero rígida con procedimientos complejos para modificarla", apunta Ramón Punset, catedrático de Derecho Constitucional . La posibilidad de tener que convocar un referéndum para su modificación es bastante probable, según Punset. Si se cambia cualquier letra de los artículos del 1 al 9 (Título Preliminar), del 15 al 29 (Sección Primera del Capítulo Segundo del Título Primero) o del 56 al 65 (Título Segundo) se tendría que recurrir al procedimiento de reforma a través del artículo 168. Este método exige que se celebre un referéndum para consultar a la ciudadanía.

"Política de postureo"

Punset ve esta reforma "poco seria" y fruto de una "política de postureo". Cree que reformar la Constitución entraña muchas dificultades y que debería hacerse por temas "más importantes".

Esquivar la vía del referéndum sería posible, según apunta Francisco Bastida, si se considera que la reforma afecta sólo al enunciado y no el contenido de las leyes. Sin embargo, procura dejar clara su oposición: "El masculino ya es inclusivo y todo esto es innecesario y difícil de sostener a nivel jurídico".