Ocho de cada diez mujeres, de 50 a 69 años y que residen en la provincia de A Coruña, se sometieron el año pasado a las mamografías periódicas que ofrece el Sergas en el marco del programa de detección precoz del cáncer de mama. Un total de 57.774 coruñesas participaron en este cribado en 2017, pero no todas hacen los deberes: casi una de cada cinco (el 18%) no acudió a la cita, según informó ayer la Consellería de Sanidade con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Mama que se conmemora hoy. En los primeros nueve meses de este año -hasta el 30 de septiembre- los datos se mantienen: 56.707 mujeres se realizaron una mamografía rutinaria, es decir, el 77% de la población diana.

La participación desciende si se analiza únicamente el cribado de este tumor en el concello de A Coruña. Un total de 11.362 mujeres empadronadas en la ciudad participaron en el programa en 2017, lo que supone el 73,3% de la población diana (las que tienen de 50 a 69 años), es decir, una de cada cuatro coruñesas a las que el Sergas recordó por carta que debían someterse a una mamografía para descartar un posible tumor decidieron no acudir a la cita.

Los datos del Sergas revelan que de las casi 58.000 mujeres de la provincia que participaron el año pasado en el Programa Galego de Detección Precoz do Cancro de Mama, solo 1.563 fueron posteriormente remitidas a la unidad de diagnóstico para completar las pruebas y en 255 casos se detectó un tumor, 60 de ellos a residentes en la ciudad de A Coruña. En lo que va de año se detectaron 197 afectadas por cáncer de mama.

El objetivo de este programa es la detección precoz del cáncer de mama ya que Sanidade recuerda que un diagnóstico precoz aumenta "hasta un 90% las posibilidades de curación, porcentaje que sobrepasa el 95% cuando el diagnóstico se realiza antes de que se haga invasivo". De hecho, gracias a las mamografías periódicas que incluye este programa -se realizan cada dos años a las mujeres de entre 50 y 69 años-, la mortalidad a causa de este tumor bajó un 20% en la comunidad gallega durante el último cuarto de siglo, es decir, desde que se implantó este cribado.

La dinámica para participar en el programa de detección precoz es sencilla. Al cumplir los 50 y progresivamente cada dos años, las mujeres reciben una carta personalizada en donde el Sergas les convoca -en una fecha y hora ya señalada- a someterse a una mamografía en el centro más cercano a su domicilio. Una vez realizada la prueba si el resultado es negativo, la mujer recibirá una nueva carta comunicándole el resultado. En caso de que se precisen más pruebas para descartar la patología, se le dará una nueva cita para realizar las exploraciones que sean precisas.

Pese a que la mayoría de comunidades autonómas realizan el cribado de cáncer de mama a partir de los 50 años (salvo en pacientes con riesgo elevado al tener antecedentes familiares o alguna alteración genética), algunas sociedades científicas abrieron en los últimos años el debate sobre si sería aconsejable reducir la edad y así prevenir un posible tumor de mama desde edades más tempranas. Desde la Sociedad Española de Ginecología sugerían que las mamografías deberían realizarse a partir de los 35 años "para prevenir un mayor número de tumores de mama", una idea que rechazaron desde la Sociedad Española de Oncología. Algunos expertos consultados aseguraban que "no tenía sentido" bajar la edad salvo que existan factores de riesgo.