La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, defendió ayer la reforma penal en la que está trabajando el Gobierno para ampliar la prescripción de los abusos sexuales a menores porque hay que evitar la impunidad del agresor y que éste "se vaya de rositas".

Carcedo aclaró que evitar la impunidad del abusador es uno de los objetivos de la futura ley de erradicación de la violencia contra la infancia en la que trabaja su departamento junto con el Ministerio de Justicia. Actualmente, el plazo de prescripción comienza cuando la víctima cumple 18 años, momento en el que solo dispone de un periodo de tiempo concreto para presentar la denuncia, que varía entre los cinco y 15 años dependiendo de la gravedad del abuso. Un primer borrador de la ley, que recogía la demanda de organizaciones de infancia, proponía elevar ese plazo a los 50 años.