El próximo 21 de julio se cumplirán 50 años desde que los astronautas norteamericanos Neil Armstrong y Edwin Aldrin pisaron por primera vez la superficie lunar y China ha decidido evocar aquella efeméride con un nuevo hito que la sitúa en el podio de la carrera espacial. La llegada este jueves de su sonda Chang'e 4 a la superficie de la cara oculta, por primera vez, se ve como un gigante avance científico pero también como una hábil maniobra propagandística de una potencia que ha puesto todo su empeño en ser referente en la conquista del cosmos.

Medio siglo después, la cara oculta de la Luna continúa siendo un misterio y su exploración podrá resolver muchos interrogantes como el que plantea el hecho de que el satélite sea, en realidad, una parte desprendida hace más de 4.000 millones de años de la Tierra. "Investigar su corteza y comparar sus minerales con los de la superficie terrestre permitirá ver si estamos hechos de la misma materia. Aparentemente se cree que es así por lo que podríamos decir que se trata de una misión geológica", apunta el doctor en Física Jorge Mira.

Esa parte del satélite recibe directamente la luz solar cuando desde la Tierra se encuentra en fase de luna nueva pero para los científicos resulta prácticamente oscura ya que son muchos los datos que se desconocen. Entre ellos, su propia fisonomía de la que solo se sabe que está agujereada por los impactos de miles de meteoritos al carecer de la protección que ofrece la atmósfera terrestre en su lado más visible. "Se puede decir que esa parte tiene menos cicatrices que la cara oculta, que está masacrada por todas partes porque no hay nada que pare los impactos que le llegan", apunta Mira.

El científico, que subraya el "evidente interés propagandístico" de la potencia asiática con este hito, remarca la enorme importancia del logro al tratarse de un alunizaje en una zona con la que no hay comunicaciones posibles salvo las del satélite que China envió previamente y que ejerce como repetidor de las señales que envía la Chang'e 4.

Los impactos de los meteoros convierten esa superficie lunar en una mina en la que se esperan también hallar fácilmente valiosos minerales y, en concreto, el Helio 3, un gas que podría ser empleado como combustible en las plantas de energía nuclear de fusión en el futuro.

Además de analizar la composición y el relieve del terreno, China -que tardó dos horas en comunicar la hazaña una vez que esta había sido realizada con éxito- comunicó que sus intenciones son llevar a cabo experimentos científicos y para ello ha transportado en la sonda huevos de gusano de seda, semillas de patata y de flores para analizar su crecimiento en las condiciones de baja gravedad. "Se trata de experimentos con seres vivos que, aunque vayan en cápsulas, desde luego permitirán a China presumir mucho si efectivamente llegan a florecer esas semillas porque sería la primera vez que nace algo allí", recalca José Ángel Docobo, doctor en Astronomía.

El científico reconoce el importante esfuerzo que China está haciendo en materia espacial. "Está implicando a muchas universidades del país y también trabajando con otros países como Holanda o Alemania que colaboraron en los instrumentos", apunta.

Tras décadas en la sombra relegada por misiones a otros planetas, la superficie lunar vuelve a estar en el punto de mira como posible colonia e incluso punto de partida hacia la conquista de Marte. "Sobre esa cara de la Luna hay muy poca información y todo los datos que se puedan aportar sobre ella van a ser relevantes y abrirán nuevas ventanas al conocimiento", recalcó la doctora en Ciencias Físicas Ana Ulla, que ve en la hazaña china una posible reactivación de las naves tripuladas a la Luna. "Creo que en misiones sucesivas tienen intención de traer minerales y supongo que en las mentes de algunos agentes está la explotación de recursos pero yo veo también como otra posible vertiente el hecho de que podría ser una estación intermedia en la que hacer pruebas de supervivencia, de construcción de estructuras o de aguante de los propios astronautas", subraya la astrofísica.