Teresa Chouciño, especialista de Servicio de Medicina Interna del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (ChuacChuac), acaba de ser designada como mejor internista del año por la Organización Internacional Médica (Iocim), una entidad compuesta por facultativos de más de una treintena de países. La doctora coruñesa, que ejerce en la Unidad de crónicos del Hospital de Oza, se alzó con el galardón de la categoría Logros Alcanzados para una Mejor Vida que cada año otorga esta prestigiosa entidad médica internacional. La entrega del premio se celebrará este sábado en Iguazú (Argentina), en la clausura del congreso anual de la entidad. Según el fallo del tribunal, con el galardón se distinguirá la "abnegada labor y desempeño profesional" de la doctora Chouciño, reconociéndola como "el mejor y más destacado profesional de la salud en su especialidad" del año 2018. El reconocimiento implica, además, que la doctora coruñesa pase a formar parte "en calidad de miembro de élite" del Iocim.

¿Qué supone para usted el hecho de recibir este prestigioso galardón?

A todos los que amamos la profesión nos gusta que reconozcan nuestro trabajo, pero este premio ha sido inesperado, una sorpresa total, y lo agradezco enormemente.

¿Qué cree que vieron los profesionales de la Organización Internacional Médica en su trabajo para designarla mejor internista del año?

Imagino que pensaron en mí a raíz de la publicación de mi tesis doctoral, un ensayo sobre insuficiencia cardíaca, renal y anemia que fue referenciado por varios editoriales en revistas internacionales.

¿A la hora de dirigir su carrera profesional hacia una determinada rama, por qué se decantó por la Medicina Interna?

Había muchas especialidades que me gustaban, como Endocrinología o Neurología, pero como no quería desperdiciar la oportunidad de poder tocar toda la Medicina general me decidí por Interna, que contempla la integridad del enfermo, lo cual te puede dar una respuesta más ajustada a las necesidades del paciente.

¿Cómo definiría su especialidad?

Es el alma mater del hospital. Si un centro hospitalario tiene una unidad de Medicina Interna potente, habitualmente la medicina del hospital va bien. Hay que tener en cuenta que los internistas cubrimos entre el 80 y el 90% de la patología que se atiende en la actualidad. La Medicina Interna lo abarca prácticamente todo, te da la oportunidad de tener una visión más global de cada caso, evitando muchas complicaciones de los enfermos y permite realizar ajustes de medicación personalizados. Desde mi punto de vista, la fragmentación va en detrimento de la sanidad.

¿A nivel personal, qué le ha aportado la Medicina Interna a lo largo de estos años?

Me ha enseñado a ponerme en el lugar del enfermo, a entender mejor su sufrimiento, a desarrollar una mayor compasión y entrega. Creo que me ha hecho crecer como persona. Por todo ello estoy sumamente agradecida a esta profesión y, en concreto, a la Medicina Interna.

¿Cuáles son, en estos momentos, los grandes retos de su especialidad en una comunidad con una población tan envejecida como la gallega?

No me gusta hablar de población envejecida, prefiero utilizar el término longeva. El aumento de la esperanza de vida es un gran logro social, algo muy positivo que demuestra que la sanidad que tenemos es muy potente y está muy desarrollada. No obstante, tenemos que dar una respuesta más ágil y más ajustada a esa población porque va a haber una constante demanda ya que, en su mayoría, se trata de pacientes crónicos, con más de una patología y polimedicados.