Esta científica asturiana, pionera de las pruebas de ADN, se convirtió en la primera mujer española en formar parte de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos en??2007 y en 2016 recibió la Medalla Echegaray, otorgada por primera vez a una mujer, por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Junto a su marido, Eladio Viñuela, se encargó de impulsar la investigación en bioquímica y biología molecular en España y sin ella no hubiese sido posible determinar la direccionalidad de lectura de la información genética o amplificar el ADN a través del descubrimiento de una enzima, la ADN polimerasa, cuya patente, que expiró en 2009, fue la que más recaudación ha dado al CSIC.

Es finalista al Premio Inventor Europeo 2019 en la categoría Lifetime Achievement (Logros de toda una vida) por su trabajo en genética y biología molecular. A sus 80 años sigue activa en el campo de la investigación. ¿En qué trabaja en estos momentos?

Voy todos los días al laborato-rio y sigo trabajando. Llevo años investigando acerca de los mecanismos de duplicación del material genético.

¿Qué le motivó a dar sus primeros pasos en un área tradicionalmente masculina?

Realmente me inicié en la ciencia gracias a Severo Ochoa. Cuando le conocí yo estaba estudiando Químicas en Oviedo. Le escuché en una conferencia y su trabajo me fascinó. Me prometió que me enviaría un libro de bioquímica, cosa que hizo. Y así, al terminar la licenciatura quise dedicarme a la bioquímica. Enton-ces me aconsejó que hiciese una tesis doctoral con un excelente bioquímico en Madrid, Alberto Sols, y después que me fuese con él a Nueva York para hacer una fase postdoctoral y así lo hice.

¿Qué aprendió de Ochoa?

Aprendí no solo la biología molecular, que después pude desarrollar y enseñar cuando volví a España, sino también su rigor experimental, su dedicación y su entusiasmo investigador.

¿Sigue España a día de hoy a la cola en investigación?

Desde el punto de vista de la fi-nanciación estamos a la cola de la UE, pero así y todo hacemos milagros porque con la poca financiación que hay se hace una muy buena investigación y hay muy buenos laboratorios en España. El problema que hay ahora es que los jóvenes que salen al extranjero tienen difícil volver. No hay puestos de trabajo ni financiación suficiente para que regresen.

¿Cómo convencería a las instituciones y empresas privadas para que apuesten de verdad?

La investigación es absolutamente necesaria si queremos que haya desarrollo en España. Severo Ochoa decía que "un país sin investigación es un país sin desarrollo". Hace falta aumentar considerablemente la financiación para que se pueda hacer investigación.

¿Existe paridad en la ciencia a día de hoy?

En mi equipo, más o menos estamos a la par, pero en general en nuestros laboratorios, hoy día, hay más mujeres que hombres haciendo la tesis doctoral, por lo que se espera que en un futuro no demasiado lejano la mujer investigadora ocupe en la sociedad, en la ciencia, el puesto que le corresponda de acuerdo con su capacidad y su trabajo, equiparándose las mujeres investigadoras con los hombres, pero para ello todavía hacen falta algunos años más, cinco o diez, calculo.

¿Y en el ámbito de la investigación?

Hoy día, como no hay prácticamente futuro para la investigación, hay muchos hombres que ya no hacen la tesis doctoral, porque no ven futuro. La mujer es quizás menos ambiciosa que los hombres y aunque no vea de inmediato el futuro se inicia en la investigación haciendo la tesis doctoral.

¿Cree que es un mundo machista o ha cambiado mucho desde que usted empezó?

Ha cambiado mucho. Cuando yo empecé a hacer la tesis doctoral, en?1961, se pensaba que las mujeres no estábamos capacitadas para hacer investigación. Hoy día, por supuesto eso ya no existe y se considera que la mujer vale tanto como el hombre.Ahora no se discrimina. Cuando una persona viene a los laboratorios a pedir sitio para hacer una tesis doctoral no se considera si es hombre o mujer, simplemente se mira su currículum y su expediente y si es bueno se le admite.

¿A usted le dijeron muchas veces que no?

Cuando empecé la tesis doctoral llevaba una carta de recomendación de Severo Ochoa, con lo cual mi director de tesis no tuvo más remedio que aceptarme [risas] porque no se podía negar a algo que le pedía un premio Nobel de Medicina.