Desarrollar fármacos antiinflamatorios de última generación que eviten el progreso de enfermedades asociadas a la edad, como la artrosis, el fallo hepático o ciertas patologías cardiovasculares (en concreto, la ateroesclerosis o endurecimiento de las arterias) es la finalidad de un ambicioso proyecto de investigación impulsado por la Comisión Europea (CE) con un total de 3,5 millones de euros. La iniciativa se enmarca en la convocatoria FET Open, dirigida a financiar actividades científicas de alto riesgo, basadas en ideas rompedoras y llevadas a cabo, de manera conjunta, por equipos de investigación y empresas.

El grupo de investigación CellCOM del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (Inibic), coordinado por María D. Mayán Santos, tendrá un papel destacado en el proyecto. Tanto es así, que recibirá medio millón de euros del presupuesto total. "Trabajaremos en el diseño y aplicación de estos nuevos fármacos para patologías degenerativas de la articulación como es la artrosis", explica Mayán, quien especifica que su grupo forma parte de un consorcio coordinado por Mathieu Vinken, de la Universidad La Vrije de Bruselas (VUB), y en el que también participan la Universidad de Génova y una empresa valenciana. "Nuestro socio de Bélgica se centrará en las enfermedades que afectan al hígado, como el fallo hepático, y desde Génova, Brenda Kwak estudiará la aplicación de los nuevos medicamentos para dolencias cardiovasculares como la ateroesclerosis", añade la investigadora coruñesa.

El grupo CellCOM del Inibic acumula años de experiencia en este campo. De hecho, recientemente publicaron un artículo en la prestigiosa revista científica Cell Death and Disease, en el que demostraban la implicación en el progreso de la artrosis de una proteína que participa en la comunicación celular, la conexina 43 (Cx43). El trabajo del equipo liderado por María Mayán da esperanza a millones de personas que ven como la artrosis avanza sin prisa, pero sin pausa. Hoy no tiene cura, y deteriora el cartílago de las articulaciones, causando dolor, rigidez y limitaciones de movimiento. El único que se puede hacer es tomar fármacos para calmar el dolor y la inflamación y, en último término, si la articulación está muy dañada, poner una prótesis para sustituirla.

"Demostramos que el proceso degenerativo es reversible; simplemente apagando o encendiendo la Cx43 (conexina 43) somos capaces de regular la diferenciación celular y la senescencia", explica Mayán. Estos dos procesos son claves para la regeneración de los tejidos pero, cuando hay un exceso o una activación crónica, aclara la investigadora, puede producirse fibrosis y una degeneración del tejido.

Los hallazgos publicados en Cell Death and Disease permitieron a los investigadores coruñeses abrir nuevas vías de colaboración con otros grupos, con el objetivo de buscar posibles moléculas que puedan influir en la Cx43 para ayudar a frenar la artrosis. "Entre los compuestos que analizamos, hay un que interfiere con la actividad de la Cx43 que y podría ser de utilidad para el tratamiento de la artrosis", apunta Mayán.

Los investigadores del Inibic tratarán de diseñar moléculas que les permitan reducir la actividad de la Cx43 y restaurar la regeneración del cartílago en pacientes con artrosis. Disminuir, por tanto, la acumulación del envejecimiento celular en estos casos. "Revertir este proceso es preciso para restaurar la capacidad de reparación del tejido, por lo que esperamos que en un futuro podamos tratar la pacientes con artrosis con algunos de estos péptidos para evitar la pérdida del cartílago articular y la degeneración de la articulación", explica la coordinadora del grupo CellCOM.