El consumo desmedido e irracional de antimicrobianos, y en particular de antibióticos, ha pasado de ser una amenaza de cara al futuro a convertirse en un problema real. Esa ingesta arbitraria de fármacos, en la que participan todos los eslabones de la cadena sanitaria „médicos, farmacéuticos y, por supuesto, los consumidores„ tiene un precio muy elevado: el aumento de la resistencia a ese tipo de medicamentos, un problema que se registra ya en todas las regiones del mundo, y que puede afectar a cualquier ciudadano, con independencia de su edad, tal y como alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2014, al presentar su primer estudio global sobre esta problemática que, advierte, podría poner en jaque los avances en salud.

La última voz de alarma surgió hace apenas unos días, cuando la revista Nature Microbiology publicó un estudio en el que alerta de la mayor mortandad a causa de la resistencia de la Klebsiella pneumoniae, una bacteria que se fija en los intestinos y que puede causar neumonía y meningitis. Las muertes causadas por ese microorganismo aumentaron considerablemente en Europa en los últimos años: de 341 decesos en 2007, a 2.094 de 2015, según los datos del informe.

El biotecnólogo coruñés César de la Fuente cree que "cada vez hay mas conciencia" en la sociedad sobre el gran problema mundial que suponen las resistencias a los actuales antibióticos, aunque "queda mucho trabajo por hacer". "Ese es parte de mi trabajo. Comunicar la urgencia de la situación actual para que no vaya a más", señala De la Fuente, quien destaca que los antibióticos, por naturaleza, son "tremendamente activos". "Pueden curar una enfermedad letal en cuestión de horas/días. No se me ocurren otros medicamentos que sean tan efectivos. Hoy en día se considera un éxito añadir unos días de vida a ciertos pacientes (en algunos casos de cáncer, por ejemplo). Aquí hablamos de tratar y erradicar la enfermedad. Esta efectividad hace que estos medicamentos no den curvas de beneficio a las grandes empresas farmaceúticas, con lo cual la mayoría se han distanciado y ya no innovan en este campo. Hace falta un apoyo total por parte de gobiernos, organizaciones sin ánimo de lucro y sector privado. Eso, y educar a la sociedad sobre el sobreuso y uso erróneo de los antibióticos. Debemos tratar estas moléculas como pequeños tesoros", subraya.

La previsión es que para el año 2050 las superbacterias van a matar a una persona cada tres segundos en el mundo, lo cual superará a las muertes causadas por cualquier otra enfermedad. "Es necesario desarrollar nuevos paradigmas para combatir estas infecciones y prevenir este futuro", insiste el biotecnólogo coruñés, quien considera "fundamental" pensar en "nuevas maneras de abordar este problema de salud global". "Creo firmemente que usando el poder computacional actual seremos capaces de desarrollar moléculas con capacidad antibiótica sin precedentes", apunta De la Fuente.