El Papa reclamó ayer una Iglesia misionera que "no conquista, ni obliga, sino que comparte la alegría" al tiempo que subrayó que sólo se "anuncia bien" cuando se vive como discípulo. "Este sigue cada día al maestro y comparte con los demás la alegría del discipulado. No conquistando, obligando, haciendo prosélitos, sino testimoniando, poniéndose en el mismo nivel, discípulos con los discípulos, ofreciendo con amor ese amor que hemos recibido", señaló Francisco.

El Pontífice se pronunció ayer en la misa que presidió en la basílica de San Pedro del Vaticano con ocasión de la Jornada Mundial de Misiones que la Iglesia celebró durante la jornada de ayer. Esta celebración coincide con el desarrollo de Sínodo por la Amazonía. Precisamente decenas de obispos y cardenales que participan en esta reunión firmaron ayer un pacto en el que se comprometen a impulsar una Iglesia "con rostro amazónico, pobre, servidora y ecológica".