Ante una dramática situación de supervivencia solo cabe una acción inmediata y colectiva que permita cristalizar una transición verde y sostenible. La primera jornada de la XXV Cumbre Mundial Climática (COP25) que se celebra en Madrid hasta el 13 de diciembre invocó dos espíritus de lucha ante el desafío histórico al que se enfrenta la Humanidad: compromiso y unión.

Mandatarios de medio centenar de países renovaron su apoyo a los objetivos previstos en el Acuerdo de París para reducir las emisiones de CO2. Y mostraron su apoyo incondicional a "la acción inmediata" que haga realidad una transición ecológica que, al mismo tiempo, resulte "justa y equitativa". Frente a la indiferencia o una clara pasividad de gigantes como Estados Unidos, China o Rusia, Europa quiere liderar la gran cruzada climática: los estados miembros de la Unión Europea están dispuestos a realizar los esfuerzos que sean necesarios para conseguir la neutralidad climática en 2050.

La primera mesa redonda, presidida por el presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, dejó claro que la conferencia multilateral de la ONU tiene la lección bien aprendida en cuando a mensajes esperanzadores se refiere: es tiempo de actuar de manera "conjunta" para poder "mitigar" y "combatir los efectos perversos" del cambio climático. Todos a una. "No es una opción, es una necesidad", dijo Ambrose Mandvulo Dlamini, primer ministro de Esuatini.

Los dirigentes aprovecharon sus intervenciones para contar a los demás sus planes nacionales para impedir que se llegue "al punto de no retorno" y, de esa forma, afrontar "el mayor desafío" de esta generación. "Ninguna casa es más compartida que el planeta y ninguna causa es más común que esta", sentenció el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado.

Y aquí llega uno de los asuntos de capital importancia para que ese esfuerzo común no descarrile: la solidaridad internacional. Varios países en vías de desarrollo reclamaron financiación para acceder a una transición verde que sea "justa y equitativa". "A pesar de nuestras denuncias, los famosos fondos verdes del clima no llegan", denunció el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien criticó "la grave injusticia" que sufre este país, que apenas emite gases contaminantes a nivel internacional, mientras que está entre "los tres primeros países más afectados a consecuencia del cambio climático".

En el lado opuesto, los países responsables de la mayoría de las emisiones de gases efecto invernadero (Estados Unidos, China y la India) están representados en esta conferencia por delegaciones de segundo nivel, en el caso de EEUU por la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, quien garantizó no obstante la implicación de su país.

El primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, destacó la repercusión que tiene el cambio climático en "el irremplazable" patrimonio cultural. Un invitado sorprendente: el oso polar de peluche que mostró el presidente de Austria, Alexander Van der Bellen. Una historia conmovedora: le visitó un niño de 6 años llamado David que, al ver tantos candelabros de cristal y cuánta electricidad se consumía en el Palacio de Viena, le dijo: "Los osos polares se van a morir".

"Más allá de estas cuatro paredes, hay mucha gente joven que se convoca cada semana exigiendo a los líderes que digan la verdad, que están viviendo la emergencia climática y que pongamos todos los medios posibles para que hereden un planeta mucho más justo y sostenible. Trabajemos todos juntos en lograrlo", pidió Pedro Sánchez.

Todos los líderes apuntaron al papel crucial de los jóvenes en vísperas de la llegada desde Lisboa de la activista sueca Greta Thunberg, inspiradora del movimiento juvenil en defensa del clima, a la cumbre.