Amalio de Marichalar, presi-dente del Foro Soria 21 para el Desarrollo Sostenible, ha participado en todos los encuentros internacionales relacionados con el cambio climático, entre ellos la Cumbre de Madrid y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que bajo la presidencia chilena se celebró el pasado mes de diciembre en España.

¿En qué punto estamos?

Desde la caída del muro de Berlín nos interesamos por el desarrollo sostenible, y ya han pasado treinta años. Hago mías las afirmaciones de mi mentor, el presidente de honor del Club de Roma, Ricardo Díez Hochleitner, que mantiene que no hay desarrollo sostenible que se precie sin educación.

Ha asistido a las últimas cin-co cumbres climáticas, ¿qué conclusión ha sacado?

Hay un denominador común en todas, y es que el avance en ese desarrollo sostenible es continua-do, imparable e irreversible. No hay marcha atrás, yo lo comparo con las olas del mar, hay muchas, pero de repente llega la ola perfecta que lo empapa todo y nos abraza a todos por igual. Nos falta aún esa ola, pero insisto en que el camino es imparable.

¿Quién lo lidera?

El mundo de la empresa.

¿Los culpables tienen la solución?

Solo un sector empresarial, la industria que podríamos llamar sucia, tiene parte de la culpa. Pero tenemos que tener claro que esa industria también fue necesaria para nuestro desarrollo. Ahora son ellos la empresa más avanzada, los que ha adoptado el mensaje del de sarrollo sostenible y se han dado cuenta de que además es rentable.

Esa es la clave.

Exactamente. La empresa está para ganar dinero y algunas han logrado la cuadratura del círculo. Ahora una empresa que quiera hacer las cosas bien y permanecer a lo largo del tiempo debe aplicar principios de sostenibilidad sí o sí. Quien piense que esto es una moda no lo logrará.

La movilidad ecológica está despegando precisamente porque está empezando a ser rentable para la empresa y para el usuario.

Así es, es lo mismo que suce-dió con las redes telefónicas; al principio era carísimo y ahora toda la sociedad se ha visto favorecida de los avances tecnológicos que ofrecen.

La Cumbre del Clima de Madrid, a la que usted asistió, dejó cierta sensación de fracaso.

No ha sido un resultado exito-so, pero sí ha habido muchos éxi-tos parciales.

¿Cuál es el principal éxito?

La propia celebración de la cumbre. Es un éxito enorme para España haber acogido la cumbre y organizarla con tan poco tiempo. Estoy seguro de que cuando Chile decidió no hacerla en su territorio todo se arregló con una llamada telefónica de dos minutos, y eso es muy significativo. El entendimiento entre los dos países es ejemplo de lo fácil que es la colaboración entre España e Hispanoamérica, es una gran lección y muestra el valor intangible y real de unas relaciones que se pueden ampliar hasta el infinito. Hubo presiones de otros países, como Alemania, que querían llevarse la cumbre, pero se hizo en España, y esa es una de las grandes conclusiones positivas de la cumbre. Así se lo dije a la ministra para Transición Ecológica, Teresa Ribera.

¿Y la conclusión final?

La constatación de que hay muchos sectores y gobiernos de todo el mundo haciendo un enor-me trabajo y se han comprometido a seguir así. Cada milímetro que avancemos en el desarrollo sostenible es un éxito. A partir de la Cumbre de París de 2015 se ralentizó todo y necesitamos un acelerón que aún no ha llegado, pero se sigue trabajando, en especial los científicos, y debemos apelar al mundo científico para seguir en ese camino. Europa y España están al frente de los avances reales contra el cambio climático.

¿Qué opinión le merece Gre-ta Thunberg?

Como niña la respeto mucho, pero es muy delicado lo que está haciendo porque no sabemos si es ella o no es ella la que habla. Envía mensajes con diverso calado y es muy difícil de entender que un niño de esa edad pueda elaborar esos mensajes. Creo que a un niño no se le debería dirigir.

Hay quien dice que ella sola ha hecho este año más trabajo que organizaciones como Greenpeace en décadas.

La labor de Greenpeace no la puede hacer Greta. Eso es muy superficial. Los científicos de Greenpeace llevan décadas traba-jando. Lo que ha hecho la comu-nidad científica durante siglos es lo que le permite a esa niña estar en una cumbre como esta. Temo que a veces no sabemos distinguir los mensajes. Todos querríamos ir más rápido, pero hay que ir con los pasos bien medidos y que sean sólidos.

Usted mantiene que la prin-cipal herramienta para luchar contra el cambio climático es la cultura.

Es la piedra angular del desarrollo sostenible, un factor estratégico. Los acuerdos de París sobre el progreso económico y social y la defensa del medio ambiente deben estar bajo el paraguas de la cultura.

¿Qué ha sido lo más negativo de la Cumbre de Madrid que se celebró en diciembre?

Algo que también le dije a la ministra Ribera y que le pedí que le trasladase al presidente Sánchez. No se puede permitir que en vivo y en directo, con representantes de todos los países de Naciones Unidas en España, se negocie un Gobierno éticamente inadmisible, algo que no se haría en ninguna democracia del mundo. España no se puede permitir dar ese espectáculo al mundo, no puede mostrar cómo se habla con partidos de izquierda radical, de políticos en la cárcel o de una formación xenófoba. Es inadmisible.