La pasarela de jóvenes talentos Samsung Ego comenzó en tecnología 5G, pero sobre la pasarela de Madrid los diseñadores más jóvenes apostaron por la sostenibilidad, las tradiciones, la moda de proximidad y los tejidos residuales, que potencian el talento español, salvan la moda y cuidan el planeta. Cuando se les pregunta cómo ven la moda española, las respuestas de los nuevos valores son variadas, ancladas en la ilusión pero todas reivindicativas. Unos reclaman más ayudas institucionales, otros solicitan plataformas para aumentar la visibilidad y varios piden que cambie el consumo de moda.

"La moda tal como la conocemos ha muerto, tiene que renacer", explica la ferrolana Amara Caruncho, de la firma Coconutscankill, quien asegura que "la moda no puede estar al servicio de la economía". Es consciente de que hay que "reutilizar telas", y para ello presentó en la pasarela una colección con tejidos desestimados por otras firmas, una manera de hacer prendas sostenibles y reducir la producción: "La moda debe de ser más lenta, no puede haber dos colecciones al año".

Optimista se mostró María Rodríguez, alma de la Reveligion, que presentó una colección artesanal, confeccionada en tul con volantes en vertical, para conseguir mayor volumen; es un trabajo alegre, lleno de fantasía con la que celebra lo bonito de la vida. "En España hay creatividad, hay talento, estamos desaprovechados", asegura esta sevillana, que considera que es difícil mantener una marca porque "no hay cultura de moda".

En la misma línea, el diseñador Anel Yaos opina que "la moda es arte, es cultura, necesita apoyo institucional". Este sevillano confeccionó una colección para personas porque "no hay género en mis prendas". Sus piezas también hablan de sostenibilidad, están hechas con tejidos de archivo a los que ha dado una segunda oportunidad, gracias a la donación que le hizo Asensia Rodríguez, costurera de Balenciaga, que guardaba telas del maestro de Getaria.

Y en esta tarea de recuperar lo antiguo también se encuentra Deyi, una marca obsesionada por salvar tradiciones y preservar el patrimonio de la cultura china, "una manera sostenible de hacer moda", cuenta Adriana Cagigas, socia fundadora junto a Paulina Frerrières y Zhang Xing. Esta firma, que trabaja con algodón orgánico, seda teñida a mano y tela de lizo, cree que es muy importante investigar, recuperar las tradiciones y adaptarlas al futuro para cuidar el planeta. "No hay que cambiar las cosas que se hacían bien", añade Cagigas.

La viguesa Susana Fall también estudió sus raíces senegalesas para realizar una colección masculina artesana de prensas sostenibles, muy coloristas, en la que refleja la cultura europea con cuadros y rayas diplomáticas y la africana con dibujos geométricos. Un trabajo para el que ha viajado a Senegal para comprar tejidos teñidos como antiguamente y realizar los famosos estampados batik sobre algodones orgánicos. "Es importante ir hacia la sostenibilidad y comprar de forma responsable", señala esta joven, que elaboró unos bolsos con cientos de chapas de botellas de cerveza.

Más reivindicativa se muestra Anaïs Vauxcelles, de 404 Studio, quien asegura que "son necesarias más plataformas" para mostrar las nuevas creaciones y recuperar terreno perdido. "España, a nivel de moda, fue muy importante, ahora somos menos, apunta esta joven que ha presentado una colección en punto y croché que mostrará también próximamente en Londres.

Las creaciones de Fátima Miñana, diseñadora formada en Londres, están cortadas con formas creativa, utilizando técnicas de moulage y patronaje 3D con lo que consigue crear nuevas siluetas. Sus piezas hablan de calidad, de diseño atemporal, nacen con vocación de ser eternas, porque Miñana, que debutó en Samsung Ego, defiende una moda slowfashion que le hizo merecedora del premio Mercedes-Benz Fashion Talent en esta edición de la pasarela madrileña.