"Es una situación tan atípica que hemos tenido que ir adaptándonos a los diferentes acontecimientos y circunstancias, tanto en las instalaciones donde elaboramos nuestros productos como en nuestras tiendas", explica la panificadora Ipasa, que ha creado un comité para tomar decisiones, como reducir "a lo imprescindible" el personal en la fábrica, fomentar el teletrabajo, evitar las visitas y los trabajos del personal ajeno. También ha incrementado la higiene y desinfección, así como el distanciamiento en los equipos de trabajo.

En la cadena de tiendas Sanbrandán hay protocolos para la protección de vendedoras y clientes que incluyen limpieza y desinfección, mascarillas, mamparas en mostradores, regulación del acceso y cartelería con recomendaciones.

Ipasa señala que su suministro de materias primas no se ha visto afectado y está garantizado por el momento y que ha constatado que el pan, al ser un alimento básico de primera necesidad, "se sigue consumiendo en los hogares", y destaca que con el cierre de la hostelería "su consumo se ha derivado al hogar y a las colectividades que permanecen operativas, como es el caso de hospitales, comedores de empresas y residencias".