A Coruña coge impulso en la carrera científica contra el SARS-CoV-2 y la patología causada por ese coronavirus, el Covid-19. Hasta cuatro proyectos ha presentado ya el Instituto de Investigación Biomédica (Inibic) de la ciudad a la convocatoria extraordinaria y urgente del Instituto de Salud Carlos III de Madrid para financiar iniciativas destinadas a mejorar el conocimiento sobre este nuevo patógeno, afinar su detección y desarrollar tratamientos efectivos para curar a los enfermos, además de una vacuna que pueda prevenir nuevas oleadas de contagios, o al menos, minimizar sus efectos. Estudios protenómicos, inteligencia artificial, farmacogenética... La munición científica coruñesa es variada, y se dirige a varios frentes. "Son proyectos excelentes, ideas innovadoras, y esperamos que sean evaluados favorablemente", subraya, con entusiasmo, la presidenta de la Comisión de Investigación del Inibic, María del Mar Tomás Carmona. "No estamos ante una convocatoria cerrada. El Instituto de Salud Carlos III va priorizando las investigaciones que considera más útiles en base a la situación en la que nos encontramos. En cualquier momento, puede llegar una buena noticia", avanza.

Ignacio Rego Pérez, investigador Miguel Servet del Inibic, es el responsable de uno de los proyectos coruñeses sobre Covid-19 que aspiran a obtener financiación del Instituto de Salud Carlos III. Mediante técnicas de secuenciación masiva, su trabajo busca identificar variaciones genéticas que permitan predecir el éxito de la respuesta a uno de los compuestos biológicos que se están prescribiendo para tratar la enfermedad, el tocilizumab. "Este fármaco antiinflamatorio ha sido probado en un pequeño grupo de pacientes en China, y parece funcionar bastante bien en enfermos que desarrollan neumonía", explica Rego, quien especifica que no se trata de un medicamento nuevo. "Ya está en el mercado, y se receta a enfermos con patologías de carácter autoinmune, como la artritis reumatoide", apunta.

Este científico del Inibic coruñés destaca que el Covid-19 es una enfermedad grave no tanto por el propio coronavirus que la causa „"que también, porque el SARS-CoV-2 es un patógeno desconocido", recalca„, sino porque en algunos pacientes "provoca una respuesta inmune descontrolada, muy agresiva". "Una molécula clave en que suceda esto parece ser la interleuquina 6. Para funcionar, esta molécula se tiene que unir a las células. El tocilizumab lo que hace es impedirlo, actuando como si fuera una especie de tapón. Si la interleuquina 6 no se fusiona con las células, no va a causar esa respuesta inmunitaria tan desfasada que, en muchos casos, lleva a la muerte", detalla. Con todo, puntualiza, "hay enfermos a los que se les suministra el fármaco y fallecen", o que "responden muy mal al tratamiento y pasan mucho tiempo ingresados en la UCI". "No obstante, si encontramos un panel con esas variaciones genéticas, a partir de una muestra de sangre se podrá predecir si los pacientes tienen una probabilidad elevada, o no, de responder satisfactoriamente, lo cual sería muy útil para afinar las terapias y optimizar los recursos sanitarios", señala.

Marcos Ortega Hortas, profesor titular de la Universidade da Coruña (UDC)/Citic e investigador del Inibic, dirige otra de las estrategias que plantea el instituto coruñés para hacer frente al SARS-CoV-2 y a la dolencia causada por este coronavirus. Su proyecto propone el desarrollo de una herramienta web con dos objetivos principales. "A corto plazo, trataremos de mejorar, mediante técnicas de inteligencia artificial, la estratificación de la gravedad de los pacientes sospechosos de estar infectados con el SARS-CoV-2. Para conseguirlo, vamos a optimizar el rendimiento de los test PCR „que son los que están realizando para detectar el coronavirus„, e incluir la información que se obtiene mediante pruebas de imagen radiológicas, en este caso, rayos X", explica Ortega, quien subraya que "ya hay estudios que aseguran que ciertos hallazgos en esas pruebas de imagen permiten distinguir la neumonía que causa el Covid-19 de la provocada por otras patologías con una sintomatología similar".

El grupo de investigación que dirige lleva años trabajando en "el análisis de imagen y de información heterogénea" de los pacientes para diseñar sistemas automáticos de apoyo al diagnóstico o cribados poblacionales para determinadas patologías. "Ya tenemos tecnologías desarrolladas. Ahora hay que afinarlas y probarlas para las particularidades concretas de esta enfermedad nueva y desconocida. Pero la base tecnológica que tenemos nos permite confiar en poder tener una solución sólida en poco tiempo. De hecho, ya tenemos resultados bastante prometedores", subraya. A medio plazo, el proyecto que coordina este investigador del Inibic prevé "realizar un estudio de seguimiento de los pacientes con Covid-19", durante el periodo de desarrollo de la enfermedad, pero también cuando se hayan curado. "Esto permitirá conocer, con mayor detalle, cómo se comporta el virus, y también estar mejor preparados para nuevas olas de contagios, si es que se producen", señala Ortega.

Beatriz Caramés Pérez, investigadora Miguel Servet del Inibic, trabaja en el área de enfermedades reumáticas, patologías "con un componente inflamatorio muy potente", una de las "característica principales" del Covid-19. "La inflamación es un proceso natural de defensa del organismo frente a las infecciones. No obstante, en condiciones anormales, este proceso inflamatorio se descontrola. Esto es lo que le está sucediendo a muchos pacientes que sufren la enfermedad causada por el SARS-CoV-2. Hay una inflamación exacerbada que daña los pulmones y que conduce, en ocasiones, a la muerte de estos enfermos", explica Caramés, quien considera que los conocimientos previos de su grupo de investigación sobre los mecanismos de actuación de la inflamación, en concreto sobre la autofagia „un mecanismo central encargado de mantener la salud de los tejidos„, les van a ser de gran utilidad para tratar de determinar qué mediadores están implicados en el caso concreto del Covid-19. "A partir de ahí, se podrían desarrollar fármacos que actúen sobre este mecanismo y que puedan ayudar a mantener un balance en el proceso inflamatorio", indica la investigadora del Inibic, y resalta: "Toda la tecnología que desarrollamos en este proyecto la tenemos puesta a punto. Nos da igual que las muestran vengan de pacientes con Covid-19 o de enfermos con patologías reumáticas, por ejemplo. El desarrollo de las técnicas es el mismo", señala.

María D. Mayán es la coordinadora del último de los cuatro proyectos presentados ya por el Inibic a la convocatoria extraordinaria del Instituto de Salud Carlos III. Una investigación en la que participan, también, Eugenio Vázquez y José Luis Mascareñas, del Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares de la Universidade de Santiago (CiQUS); una firma valenciana, MDS MolDrug AI Systems SL, que se encargará de optimizar,mediante análisis computacionales, las propiedades farmacocinéticas de los compuestos que prevén desarrollar; y un grupo del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas del CSIC, que llevará acabo el modelado y el ensayo computacional para estudiar la interacción entre esos fármacos y las dianas seleccionadas en la proteína S del SARS-CoV-2.

"Nuestro objetivo es diseñar fármacos que puedan ser útiles para tratar a pacientes con Covid-19 en estadíos tempranos de la enfermedad,disminuyendo su carga viral. ¿Cómo? Evitando que el SARS-CoV-2 penetre en sus células y las convierta en fábricas de virus. Para conseguirlo, usaremos un tipo de compuestos denominados peptidomiméticos formados por péptidos de diferentes dominios de la proteína S, mejorados químicamente. Combinando dos o cuatro de esos péptidos, queremos desarrollar una terapia que interfiera en la interacción del virus con los receptores que reconocen en las células para poder entrar y con el siguiente paso de fusión. Así, aparte de elaborar un tratamiento eficaz,con la combinación de péptidos reduciremos las posibilidades de que el SARS-CoV-2 adquiera resistencia a esa terapia", explica Mayán, quien asegura que los compuestos que proyectan diseñar también podrían ser de utilidad para disminuir la carga viral en enfermos en fases más tardías del Covid-19, aunque esos pacientes, puntualiza, "ya tienen otras complicaciones mayores".La idea con estos péptidos es no llegar a esas fases tardías.

La experiencia del equipo del Inibic y de sus colaboradores del CiQUS con péptidos modificados —hace pocos meses registraron una patente para utilizarlos contra el proceso degenerativo de tejidos en patologías asociadas a la edad—, hace que el suyo sea un proyecto "muy asequible" para el plazo de un año establecido por el Instituto de Salud Carlos III para presentar resultados, dada la excepcionalidad y la urgencia de la situación. "Lo que tenemos previsto hacer en estos doce meses es diseñar unos diez péptidos y estudiarlo sin vitro. Finalizado ese periodo,esperamos que estén ya disponibles para que puedan iniciarse los ensayos preclínicos en modelos animales y, posteriormente, en humanos, aunque esto último requerirá más tiempo", apunta Mayán. A diferencia de otros grupos europeos, que recurren por ejemplo al receptor ACE2 completo para llevar a cabo sus investigaciones,su equipo utilizará trozos muy pequeños "seleccionados" previamente de la proteína del virus. "Los dominios seleccionados son los implicados en la interacción y en la fusión",señala la investigadora del Inibic, quien especifica que la estrategia de diseñar péptidos en lugar de proteínas recombinantes o anticuerpos, aparte de "más efectiva", es también "menos" tóxica—porque los péptidos "se acumulan menos en los tejidos"—, y tiene menores costes de producción.