Asegura que el reto del relevo generacional en la Iglesia es un problema "relevante" ya que "los sacerdotes no pueden faltar porque sin ellos no hay eucaristía ni confesiones", pero reconoce que es algo que no debe preocupar solo a esta institución ya que "tener un sacerdote en la parroquia es algo de lo que se benefician todos".

El rector del Seminario Mayor Compostelano, Carlos Álvarez, cree que ciertos cambios sociales están detrás de la crisis de vocaciones que vive la Iglesia. "La familia es un pilar básico, es donde coges tus referentes cuando creces y no es lo mismo si en casa se va a misa, se reza antes de la comida, hay cierta devoción, que si no ocurre esto. También es importante la enseñanza y por supuesto al final, es una decisión personal. La fe hay que alimentarla y cuidarla para que crezca", indica Álvarez, quien tiene claro que si alguna persona presenta inquietud vocacional de ser sacerdote pero tiene dudas, lo que debe hacer es hablar con otro religioso. "Lo mejor es que se acerque a un cura para que le oriente, le cuente cómo se siente, cómo lo ven, alguien que le escuche. Puede que después esa inquietud pueda realizarse o no, pero como cualquier otra persona, estos jóvenes necesitan que alguien les escuche", explica Carlos Álvarez, quien deja claro que es una decisión que no puede tomarse a la ligera. "Como cualquier otra decisión importante en la vida, hay que tomarse un tiempo para meditarla", resalta.

En el Seminario Mayor de Compostela que dirige el perfil de los alumnos ha cambiado en los últimos años y todos son bienvenidos. De jóvenes que entran al acabar sus estudios en el instituto, a personas que ingresan pasados los 30 o incluso los 40 años. "Dios llama cuando quiere, no siempre de jóvenes y ocurre como casarse, que cada vez la gente lo hace más tarde. Hay quien decide ser sacerdote tras haber trabajado", explica el rector del seminario compostelano.