Los alumnos de 2º de Bachillerato estaban los primeros en la lista de la Consellería de Educación para volver a las aulas de forma presencial este año si fuese posible. Y lo fue, al menos para ellos y para sus compañeros de 2º en algún grado formativo, cuyo regreso a las clases presenciales fue más anecdótico. Pero 2º de Bachillerato vive pendiente de la selectividad, como opina algún docente, y de hecho, esa cuestión ha pesado a la hora de influir en su regreso a los pupitres.

El profesor lucense Javier Gómez Vila, explica que en su caso, dado que imparte dos materias, puede percibir cómo Historia de España, que es obligatoria en la ABAU (Avaliación de Bacharelato para o Acceso á Universidade) concita más aforo que Historia del Arte. Este profesor del IES Nosa Señora dos Ollos Grandes, en Lugo, no detecta en cambio una dificultad que sí percibe en cambio otra profesora de 2º, en este caso de inglés y de un centro en una zona con bastante influencia rural, en Cacheiras, al lado de Santiago, María José Brey. Esta profesora lamenta que no se hable de los adolescentes que "no pueden ir porque no tienen transporte". "Al desaparecer el transporte, desaparece la oportunidad", señala, aunque los chicos quieran.

Coinciden ambos profesores en que otro motivo por el que los adolescentes no se asoman por el instituto son sus abuelos y que no quieren correr el "riesgo" de acudir. Y hay otras casuísticas de ausentes: quienes no quieren ir a la ABAU, quienes solo van a clase presencial a las materias en las que tienen más dificultades o quienes no pisan el centro porque no pretenden vérselas con carreras que exijan una nota de corte muy elevada. Quienes sí quieren hacerse con un hueco en Medicina o Física y Matemáticas, por citar algunas cuyo puesto puede depender de unas milésimas, sí intentan aparecer. Lo comentan ambos. Javier Gómez Vila incluso señala: "Realmente están viniendo quienes no precisarían venir, deberían venir los que van peor". Quienes quieren una buena nota, apunta María José, están "muy nerviosos y preocupados por hacerlo bien".

Al margen de quien pueda o no sentarse ante el profesor -con mascarillas-, los docentes, como ya había sucedido el resto del trimestre desde que se decretó el estado de alarma, se dedican básicamente a repasar y a resolver dudas. Los chicos, señalan, están recibiendo un repaso "a la carta" que intenta dar respuesta a sus dudas e inquietudes, conforme a su elección. Pero luego el material se comparte vía telemática al resto de compañeros. Ambos profesores tienen un aliado en el WhatsApp para mantener la comunicación desde "el día cero", como señala María José, quien, en todo caso, ha previsto habilitar aulas virtuales para solventar por medio de conferencias con los ausentes para permitirles una interacción cara a cara.

En teoría el 9 debe estar la evaluación de los alumnos de 2º de Bachillerato para arrancar la maquinaria para la ABAU. Pero ese día no marcará un final de la relación de los chicos con las aulas. María José seguirá "localizable" para sus alumnos para seguir facilitándoles material práct ico o ponerse a su disposición por si les surgen dudas y Javier comenta que en su centro se ha acordado que quienes quieran ir voluntariamente en junio a "preparar" la ABAU, pueden. La selectividad es un hito importante en la vida de estos jóvenes y también deben familiarizarse con los nuevos exámenes, con más opciones, pensados para cubrir los flancos que la ausencia de enseñanza presencial dejó al descubierto. Ese es otro plato del menú presencial de estos días.

Si los jóvenes dan lo mejor de sí, y se dejarán la piel hasta el examen, los profesores también. Como cuenta María José, este año incluso quienes no estaban muy familiarizados con las aulas virtuales "se pusieron las pilas" y se esfuerzan, pese a toda la situación de "incertidumbre" que también viven quienes ponen las notas.