El Servicio de Medicina Interna en su conjunto, y su Unidad de Enfermedades Infecciosas, han desempeñado un papel fundamental en el abordaje y la contención de la pandemia de SARS-CoV-2 en el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac). Sus plantas de hospitalización fueron las primeras en albergar a infectados por ese coronavirus -en el peor momento de la crisis sanitaria, hasta catorce áreas del edificio de As Xubias estaban ocupadas por esos pacientes- y más de la mitad de su plantilla llegó a estar dedicada al cuidado de esos enfermos.

La doctora Pilar Vázquez es internista, y trabaja desde hace dos años en la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Chuac, primer destino de los pacientes con Covid ingresados en el complejo coruñés. "Fuimos los primeros en albergar a estos enfermos, pero en seguida nos vimos desbordados, e incorporamos al carro al resto de nuestros colegas de Medicina Interna. Se realizó un trabajo en equipo impresionante. Con algunos compañeros ya habíamos colaborado, con otros no tanto, porque el nuestro es un Servicio muy amplio. La experiencia ha sido muy buena. Hemos formado un equipo envidiable, nos hemos entendido muy bien y no ha habido ningún tipo de problema, todo lo contrario" subraya la doctora Vázquez, quien reitera que "el compañerismo" ha sido de las pocas notas positivas en el contexto de la pandemia. "Al principio no sabíamos muy bien a qué nos enfrentábamos y, por tanto, cómo actuar, y nos vimos un poco desbordados. Evidentemente, todos tenemos formas distintas de trabajar, pero hemos estado todos a una. El compañerismo nos ha ayudado a sacar adelante la situación", señala.

Coincide con ella la doctora Cristina Barbagelata, adjunta también del Servicio de Medicina Interna del Chuac, y una de las primeras internistas que se incorporó a trabajar con sus colegas de la Unidad de Enfermedades Infecciosas al inicio de esta crisis sanitaria. "Durante las primeras semanas, el volumen de pacientes aumentaba a tal ritmo que cada dos o tres días subían nuevos compañeros a reforzar la Unidad. Llegaban con cierta tensión, pero se adaptaban enseguida. Hemos vivido momentos difíciles, pero ha habido una gran disposición por parte de todo el personal de nuestro Servicio, y por supuesto también del resto del hospital", subraya la doctora Barbagelata, quien apunta que los internistas fueron de los primeros especialistas en tratar a pacientes con la enfermedad causada por el SARS-CoV-2 en el complejo coruñés por "nuestro gran conocimiento de la pluripatología".

"Los enfermos con Covid finalmente no solo tienen neumonía bilateral. Se trata de una dolencia multisistémica, en ocasiones por la tormenta inflamatoria que desencadena. Nosotros fuimos de los primeros en tratarlos, pero realizamos un trabajo muy transversal. Hubo un gran compañerismo entre todos los médicos, pero también con las plantillas de enfermería, auxiliares, limpiadoras? Todo el mundo apoyándose para ayudar en lo que hiciera falta. Y los pacientes también han tenido una actitud maravillosa, pese a su complicada situación: en aislamiento, sin tener a su lado a sus seres queridos, con dificultades para oír y comunicarse con los sanitarios por los equipos de protección individual (EPI) y la doble mascarilla (la suya y la nuestra)... Desde nuestro Servicio de Medicina Interna hicimos el esfuerzo de llamar todos los días a las familias para darles información telefónica, y creo que eso también les reconfortó mucho", asegura la doctora Barbagelata.

Aunque más de la mitad de la plantilla de Medicina Interna del Chuac ha estado dedicada en los últimos meses al cuidado de enfermos con Covid, tanto Pilar Vázquez como Cristina Barbagelata destacan el gran esfuerzo realizado por el resto de los compañeros del Servicio, volcados en atender a los pacientes sin coronavirus para "poder agilizar en lo posible las altas hospitalarias". "Las camas han sido un bien muy necesario durante estos tres meses, porque los enfermos con Covid requieren estancias muy largas en el hospital", indica Barbagelata.

A la hora de explicar cuál ha sido el momento más complicado de los últimos meses, estas dos internistas del Chuac lo tienen claro: ver morir a pacientes en soledad. "Aunque nos tenían a nosotros y al resto del personal sanitario, muchos fallecieron sin poder tener a sus familias al lado. En los hospitales siempre mueren enfermos, pero habitualmente lo hacen en otras circunstancias, junto a los suyos. Eso es terrible, al igual que la angustia de las familias cuando las llamabas por teléfono para comunicarles el deceso. Muchos de nosotros hemos colgado más de una vez con lágrimas en los ojos", comenta Pilar Vázquez, con un hilo emocionado de voz. "Informar a un familiar por teléfono de que ha fallecido su pareja, su padre, su abuela... es durísimo. Trabajamos en un hospital y estamos acostumbrados a dar este tipo de noticias, pero en persona. No poder acompañarlos en ese momento, darles un ánimo, aportarles lo que puedas... ha sido lo más triste y complicado de estos meses", agrega Cristina Barbagelata.