Las conclusiones del último informe sobre la Situación del Covid-19 en España del Instituto de Salud Carlos III revelan que la media de edad de los infectados por el SARS-CoV-2 en España ha descendido de los 60 a los 48 años, y que uno de cada cuatro se contagia en el ámbito familiar. "Los afectados son más jóvenes y los síntomas más leves, pero si no actuamos con responsabilidad, siguiendo las normas y las recomendaciones de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias, ese contexto puede ser la antesala de otro mucho más grave: que el virus salte a estratos más sensibles de la población, como personas mayores y con otras comorbilidades, y tengamos un problema serio", advierte el epidemiólogo del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) Antón Acevedo Prado, quien asegura que en Galicia los sistemas de rastreo "están funcionando", de ahí que la situación esté actualmente "bastante controlada", a diferencia de lo que ocurre en otras comunidades como Cataluña, donde "ya hay zonas con transmisión comunitaria". No obstante, insiste en que contener la pandemia "es cosa de todos". "Después de todo lo vivido en los últimos meses, es lógico que queramos recuperar nuestras relaciones y nuestras rutinas, pero hay que ser prudentes. Hacer una vida lo más normal posible no es incompatible con protegernos y proteger a los demás", subraya.

Los pacientes con coronavirus son ahora más jóvenes y sus síntomas, en general, más leves. ¿La situación es menos grave?

En estos primeros rebrotes, estamos viendo que la mayor parte de los afectados son gente de menor edad, muchos asintomáticos o con síntomas muy leves. Es lógico, ya que los jóvenes tienen más contactos sociales y de forma más estrecha en cenas, fiestas o locales de ocio, y esos puntos de encuentro son más sensibles a la hora de infectarse, en caso de que hubiera un positivo, si no se cumplen todas las normas que se han establecido para tratar de evitarlo -haciendo lo correcto, el riesgo se reduce muchísimo-. La parte positiva de todo esto es que este perfil de pacientes no genera tanta tensión al sistema sanitario. El problema, que un joven infectado es un vector de transmisión y, por tanto, puede contagiar a sus padres o abuelos, quienes sí podrían desarrollar un cuadro clínico bastante menos banal. Y a partir de ahí, la situación se podría complicar muchísimo para todos.

Usted ya vaticinó en mayo, en una entrevista en este diario, que el riesgo de rebrotes aumentaría a partir de julio, al levantarse las limitaciones a la movilidad. ¿Cómo ve el panorama actual?

En Galicia, por ahora, tenemos una situación epidemiológica estable. Se han registrado algunos rebrotes, pero se han podido manejar sin mayores consecuencias. En A Mariña, los datos de los últimos días reflejan que la situación ya está controlada. Y lo mismo sucede en Betanzos, que suma tres jornadas sin nuevos positivos. El sistema de rastreo, por tanto, está funcionando. Pero no somos una isla en este planeta. Si en otras zonas los rebrotes se descontrolan, tarde o temprano nos podríamos ver afectados.

¿Cuál es la clave para contener la pandemia?

Si el sistema sanitario aplica correctamente los mecanismos de rastreo, búsqueda activa de casos y aislamiento de contactos, y la población se toma en serio las medidas de control para prevenir la difusión del virus, creo que podríamos retrasar o incluso evitar una segunda gran oleada, y seguir ganando tiempo hasta que llegue la vacuna. Algo que cada vez está más cerca.

Uno de cada cuatro nuevos positivos se contagia en el ámbito doméstico. ¿Recomienda evitar los encuentros entre familiares no convivientes?

Después de todo lo vivido en los últimos meses, es lógico que queramos recuperar nuestras relaciones y nuestras rutinas, pero hay que ser prudentes. Hacer una vida lo más normal posible no es incompatible con protegernos y proteger a los demás. Las reuniones familiares entran dentro de nuestro hábito social, pero a medida que vayamos abriendo el círculo en este tipo de celebraciones, tendremos que aumentar también las precauciones. Del cumplimiento correcto de las normas básicas de prevención va a depender, en gran medida, que se produzcan grandes rebrotes antes o que podamos ir conteniendo la situación hasta el otoño, o quizás en un horizonte más lejano.