Uno de los grandes retos a los que se enfrentaron los profesionales del Servicio de Farmacia del Chuac durante la primera ola de la pandemia fue la reorganización de la atención a los pacientes externos, es decir, aquellos que acuden al Chuac periódicamente a recoger medicamentos específicos de dispensación hospitalaria. Alrededor de 13.000 cada año. En menos de 72 horas, tuvieron que rediseñar todo su proceso de atención. Contaban, eso sí, con una pequeña experiencia previa, al disponer de un programa piloto de telefarmacia, en el que estaban incluidos poco más de un centenar de enfermos.

Lo que sí hubo que organizar fue "toda la logística de preparación y envío de la medicación", además de "articular la parte de la consulta". "Con cada dispensación hay un contacto profesional de un farmacéutico con el paciente. Y eso lo estuvimos haciendo a través de la teleconsulta", señala la responsable del Servicio, Isabel Martín Herranz.

En los últimos meses, a medida que el Chuac fue retomando la actividad asistencial paralizada por la pandemia, se redujo la cifra de pacientes que reciben sus medicinas en casa. "En la actualidad, son aproximadamente el 30% del total. Estamos priorizando a los pacientes que viven más lejos y a los que, por su enfermedad, tiene una situación inmunológica que desaconseja los desplazamientos al hospital", indica Martín, aunque reconoce que ese programa "se actualiza en función de las consultas y las características de los pacientes, y en coordinación con los servicios clínicos. "Si la situación epidemiológica indica que hay que recurrir de nuevo al envío a domicilio y a la teleconsulta, así lo haremos. Los circuitos están montados y los protocolos, hechos. Nos adaptaremos a las circunstancias y a las necesidades que vayan surgiendo", subraya.