Oviedo amaneció ayer de luto por la víctima número 31 de la violencia machista en lo que va de año en España. Una mujer que había ingresado a última hora del sábado en el hospital tras haber sido agredida por parte de su pareja, una agresión que a su vez que le provocó una parada cardiaca, perdió la vida durante la madrugada de ayer sin que los médicos pudiesen hacer nada para salvarla.

El presunto agresor permanecía al cierre de esta edición detenido en los calabozos de la comisaría de la Policía Nacional de la ciudad ovetense a la espera de pasar ante el juez.

Los hechos ocurrieron alrededor de las diez de la noche del sábado en un edificio de Oviedo. Los agentes que detuvieron al agresor pudieron comprobar después que no tenía coartada para negar su autoría. De hecho, las grabaciones de las cámaras de seguridad del portal registraron "claramente" el momento en el que el detenido golpeaba a su pareja en la zona de los ascensores. No era la primera vez que le pegaba. Al menos eso es lo que aseguran los vecinos que conocen a la pareja. "Decía que le tenía pánico", explica una mujer que prefiere mantenerse en el anonimato. "Ella tiene problemas de salud. Estaba cada dos por tres en el hospital por temas del corazón y otros achaques, pero siempre me decía que prefería estar allí porque así no tenía que estar con él en casa", añade.

La pareja, que residía en el tercer piso del edificio, solía ejercer la mendicidad. El presunto agresor, de hecho, es muy conocido por pedir a las puertas de un concurrido supermercado de la zona. "Ella llevaba tiempo diciendo que no estaba segura con su pareja", explica otra vecina.

Además de la Policía Científica y de los agentes de la Policía Nacional que se encargaron de la detención también acudieron al lugar de los hechos los voluntarios del albergue municipal, que se llevaron a dos perros que conviven en el piso con la pareja. "Uno de ellos mordió al hombre -por el detenido- la semana pasada porque le levantó la mano a ella en casa. Al menos eso fue lo que nos contó después", aseguran las vecinas.

El suceso provocó que muchos de los residentes en el portal -con muchas viviendas- tuvieran que arremolinarse a la entrada del mismo hasta que los sanitarios y la policía terminaron su trabajo en la noche de ayer. Eso desató un efecto llamada. "Aquí vive mucha gente y como no nos dejan entrar se nota que ha pasado algo. Por eso todo el que pasa por la calle se está parando", explicaba uno de los residentes en el edificio tras suceder la agresión.