La mujer acusada de asesinar en Málaga a su bebé de 17 meses, tras dejarla en el domicilio familiar durante un mes con un biberón y unas galletas, reconoció que la dejó morir sola en la habitación de la casa a oscuras, con la persiana bajada y la puerta cerrada.

El juicio popular comenzó ayer en la Ciudad de la Justicia de Málaga y durante la vista oral la procesada reconoció todo el relato acusatorio del fiscal entre sollozos y permaneció toda la sesión con la cabeza bajada, mirando al suelo.