La Navidad es la época del año que más actos sociales encadena, entre las celebraciones de las fechas señaladas, cenas y comidas de empresa, reencuentros con amigos y familiares de estudiantes y desplazados, cabalgatas y otras actividades, que en muchos casos suponen, además, aglomeraciones y desplazamientos entre territorios, lo que puede resultar un cóctel explosivo en tiempos de pandemia. Pero ante esta evidencia surge una especie de necesidad de salvar la Navidad, para lo que no queda otra opción que reinventarla.

Un claro ejemplo son las cabalgatas de Reyes. Las que no se han caído del calendario, porque muchas no saldrán este año. Otras serán estáticas, una alternativa que ayer mismo proponía el Gobierno central en su borrador de Propuestas de medidas de salud pública frente al Covid-19 para la celebración de las fiestas navideñas, en el que da una serie de recomendaciones de cara las fiestas navideñas, aunque serán las propias comunidades autonómicas las que decidan qué restricciones se aplicarán en cada territorio concreto.

Hasta el momento, la única comunidad que ha planteado una desescalada, similar a la del verano, y que ha apuntado cómo serán las restricciones durante las fiestas es Cataluña. Entre otras medidas, la Generalitat limitó a un máximo de diez personas y de dos grupos de convivencia habituales, las reuniones familiares, mientras se mantiene el toque de queda nocturno y el cierre perimetral.

Lo que está claro es que esta, más que una "blanca Navidad" será "una "diferente Navidad". Ya no solo por las restricciones; también por la postura con la que los ayuntamientos afrontan estas fiestas. Mientras que unos han aumentado la inversión en luces navideñas para animar el comercio, otros, como el de Marbella, que destinará 700.000 euros de los 756.000 euros previstos para contratar la iluminación de Navidad a organizar un concurso de decoración para apoyar a unos 2.000 comercios a hacer frente a la crisis ocasionada por la pandemia.

Algo similar sucede con la Cabalgata de Reyes, que tampoco saldrá en todos los pueblos y ciudades este año. Madrid se queda sin las cabalgatas de Reyes de sus distritos, mientras que la del centro de la ciudad está en el aire, y ciudades como Barcelona y Málaga las han cancelado hace tiempo.

Otras localidades se resisten, sin embargo, a dejar a los pequeños sin ver a sus Majestades de Oriente y proponen cabalgatas estáticas -la propuesta que mayor acogida está teniendo de momento-, e incluso "a domicilio", como en Otura (Granada), donde pasarán por delante de las casas de los niños que lo soliciten.