El “preocupante cambio de tendencia” en la evolución de la pandemia de SARS-CoV-2 en el área sanitaria de A Coruña y Cee que los médicos del Complexo Hospitalario Universitario (Chuac) empezaron a notar el pasado 18 de diciembre es ya una triste realidad. El paso de los días ha dado la razón a los facultativos del centro de As Xubias, que llevaban semanas alertando de que la relajación social y los encuentros familiares de las fiestas navideñas iban a tener un fuerte impacto en la cifras del COVID. Ni los llamamientos a la prudencia, ni la recomendación de reunirse solo con los convivientes en las fechas señaladas, han servido para contener la propagación del coronavirus. La resaca de Nochebuena y Navidad se percibe ya en los hospitales coruñeses, con 114 enfermos ingresados, a la espera de constatar el efecto de Nochevieja, Año Nuevo y Reyes.

“El día 24 nos presentamos, a mesa puesta, con una incidencia lanzada por los contactos y las transmisiones del puente de la Constitución”, apuntaba el viernes pasado, en este diario, el doctor Ignacio Ramil, médico internista del Chuac. Había entonces registradas 878 infecciones activas por COVID en la demarcación coruñesa. Ayer eran 1.944, más del doble (+121%), tras detectarse 151 nuevos positivos mediante pruebas PCR, según el balance diario de ayer de la Consellería de Sanidade. Con estas cifras, el área de A Coruña y Cee rebasa ya los 1.921 casos activos alcanzados el pasado 11 de noviembre, que marcó el pico de afectados en el distrito sanitario en la segunda ola de la pandemia. Si se cumplen las previsiones que manejan los facultativos del Chuac, el de esta tercera ola está aún por llegar. “Esta semana será igual o peor que la anterior. Según nuestras estimaciones, entre el día 15 y el 20 podríamos acumular ya 2.500 infecciones activas. Todavía no hemos alcanzado el pico de contagios en la calle, y los de hospitalizaciones e ingresos en UCI aún tardarán más en llegar. Nos esperan uno, dos y puede que hasta tres meses duros”, avanzaba el doctor Ramil.

En el área sanitaria preocupa, de manera especial, la evolución de los datos en la ciudad de A Coruña y en dos de sus concellos limítrofes, Arteixo y Culleredo, en cifras ya de nivel de riesgo extremo, al igual que Abegondo y Carral. El balance diario publicado ayer por Sanidade revela que en la capital coruñesa la incidencia acumulada de contagios a 14 días se sitúa en 319 casos por cada cien mil habitantes, 21 puntos más que el domingo, y se notificaron 783 nuevos positivos en las últimas dos semanas. El municipio de Arteixo supera, de largo, ese umbral, con una incidencia acumulada de 546 casos por cada cien mil habitantes y 176 contagios a 14 días; mientras que para el mismo periodo, la incidencia acumulada en Culleredo es de 289 casos por cada cien mil habitantes, y se notificaron 88 nuevos positivos.

Abegondo y Carral superan, también, los 250 casos por cada cien mil habitantes a 14 días (370 y 499), con 20 y 32 nuevos positivos en las últimas dos semanas; mientras que Cambre, Oleiros y Sada se sitúan en la horquilla que oscila entre los 150 y 250 casos —por tanto, en nivel de riesgo alto—, con una incidencia acumulada a 14 días de 247, 236 y 196 casos por cada cien mil habitantes, y 61, 85 y 31 contagios registrados en el mismo periodo, respectivamente.

Tanto el concello de Bergondo, en la comarca coruñesa, como los municipios vecinos de Betanzos y Paderne, presentan incidencias por debajo de los 150 casos por cada cien mil habitantes (riesgo medio), mientras que en Miño la tasa cae por debajo de 50 (riesgo bajo), al haber notificado menos de 10 contagios en los últimos 14 días.

Sigue aumentando, en general, la incidencia del virus en la calle, y se incrementa la presión hospitalaria, al dispararse ayer la cifra de ingresados por COVID, de 101 a 114. En el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) hay 86 enfermos con coronavirus en planta, y 19 en la UCI; en el Modelo, dos en planta y otro en críticos; en el Quirón, uno en la UCI; y en el Hospital Virxe da Xunqueira de Cee se recuperan cinco enfermos en una unidad de hospitalización convencional.

Con estos datos sobre la mesa, la Consellería de Sanidade reunirá hoy de nuevo a su comité clínico para decidir si endurece las actuales restricciones, que en la ciudad de A Coruña y su almendra —conformada, actualmente, por los concellos de Arteixo, Cambre y Culleredo, ya que Oleiros volvió a quedar fuera en la última revisión de las medidas, el pasado viernes—, aparte del toque de queda entre las 23.00 y las 06.00 horas y el perímetro a la movilidad, incluyen el cierre de la hostelería a las 18.00 horas, con 30% del aforo en el interior y 50% en las terrazas, y la limitación de las reuniones sociales a un máximo de cuatro personas.

“Cualquier medida que haga disminuir los ingresos será más que necesaria”

“Enero va a ser muy complicado, me temo que febrero también y quizás me quede corto. La resaca de las celebraciones navideñas va a durar tiempo”, advierte Ignacio Ramil, médico internista del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña, (Chuac), sin descartar que el centro de As Xubias pueda llegar a vivir una situación “similar” a la de la pasada primavera. Por ello, este especialista aplaude “cualquier medida que haga disminuir la cantidad de gente que llega al hospital”. “Más que necesarias, las medidas que vayan en esa dirección serán imprescindibles”, subraya. “Hay que actuar ya —insiste el doctor Ramil— si no queremos vernos en la tesitura de tener que priorizar los ingresos en las unidades de críticos”, reitera el internista del Chuac, preocupado también por el hecho de que países europeos como Reino Unido o Irlanda hayan adoptado “medidas más estrictas a las nuestras y con anterioridad a las fechas fiestas navideñas” y, aún así, “hayan precisado decretar un confinamiento total estricto por el colapso hospitalario”. “En una revista de impacto médico bastante importante del Reino Unido salió publicado que hay pacientes que estás siendo atendidos a las puertas de los hospitales, en ambulancias. Eso es muy duro”, avisa. Su compañero Álvaro Mena, internista también del Chuac, considera que, en cierto modo, “se ha normalizado” una tragedia, “justificando que la mayoría de los fallecidos son ‘abuelitos’, y que ya mueren todos los años por la gripe”. “Pero es que en 2020 hubo en España un exceso de mortalidad de 80.000 personas. Es como si en un año muriese, de golpe, toda la población de una ciudad como Pontevedra, o que A Coruña perdiese a la tercera parte de sus habitantes. Urge reflexionar sobre eso”, recalca.