A Coruña / Londres

Decenas de cuerpos llegan cada día a una carpa blanca, una morgue improvisada instalada en medio de una explanada de Epsom, en el sur de Inglaterra, en un país con los hospitales desbordados por el nuevo coronavirus.

El Reino Unido se está viendo duramente golpeado por una variante del COVID-19 considerada más contagiosa y que ha hecho que se disparen los casos de personas infectados y la mortalidad a causa de esta patología. El pasado viernes, se registraron 1.325 fallecidos en 24 horas, algo nunca visto desde que empezó la crisis. Esta situación ha colocado a los hospitales bajo una gran presión, tanto a sus unidades de cuidados intensivos como a sus morgues. Y, de rebote, también al sector funerario.

Ante la falta de plazas, el depósito de cadáveres provisional de Epsom, en el condado de Surrey, al suroeste de Londres, acoge 170 cuerpos, más de la mitad de ellos víctimas del COVID-19, según el Ayuntamiento. El pasado mes de marzo, cuando esta morgue fue instalada, en doce semanas pasaron por allí 700 cadáveres. En comparación, “desde el 21 de diciembre, al cabo de tan solo dos semanas y media, habían pasado 300 cuerpos” por esta morgue temporal, declaró un portavoz municipal.

En Londres, una persona de cada veinte habitantes está infectada del nuevo coronavirus, mucho más que la media nacional —ya de por sí alta— de una persona de cada 50. Una situación que ha llevado a instalar una nueva morgue temporal cerca del crematorio de Breakspear, en el noroeste de la capital británica, para “completar la capacidad existente”, según declaró a la AFP un portavoz de las autoridades locales. Sin embargo, todavía no está en funcionamiento.

Siraj Qazi, director del Ghousia Funeral Service, un tanatorio para la comunidad musulmana de Luton, a 32 km al norte de Londres, constata también una “afluencia masiva” en las últimas semanas. “Realizamos entierros todos los días y las muertes de las que nos ocupamos actualmente están vinculadas principalmente al COVID”, declaró Qazi.

Los niveles de muertes ahora rozan los de marzo y abril, cuando se registró el pico de la primera oleada de la pandemia y su empresa se vio casi desbordada.

Un dato refleja perfectamente la dimensión de la tragedia: Reino Unido registró el pasado año el mayor crecimiento anual de muertes desde la II Guerra Mundial, de acuerdo con las cifras divulgadas ayer por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS).

En 2020, el Reino Unido registró 697.000 fallecimientos, un 15% más que el promedio de muertes registradas en años anteriores y el porcentaje más alto correspondiente a un periodo de doce meses desde 1940. Los expertos advierten además de que la situación puede empeorar por el incremento de los fallecimientos de COVID a causa de la propagación de una nueva cepa del coronavirus. Richard Murray, director del King’s Fund, una organización benéfica que trabaja para mejorar la salud y el bienestar social de la población, dijo ayer que el Reino Unido tiene uno de los niveles más altos de muertes del mundo por millón de habitantes.

Johnson no predica con el ejemplo: en bicicleta, a 11 km de su casa

El primer ministro británico, Boris Johnson, es el centro de las críticas por haber sido visto montando en bicicleta lejos de su residencia en Londres, a pesar de que se pide a la población que haga ejercicios cerca de su casa como parte de las medidas del actual confinamiento en Inglaterra por la pandemia. Este incidente sale a la luz después de que varios ministros dieran su apoyo a la decisión de la policía de multar la semana pasada a dos mujeres en Derbyshire, en el norte de Inglaterra, después de que éstas hicieran en coche un recorrido de ocho kilómetros hasta un parque para hacer una caminata. Estas multas fueron suspendidas el lunes y la Policía de Derbyshire les pidió disculpas a las dos mujeres. Johnson fue visto el domingo por la tarde con casco, mascarilla y montando en bicicleta en el parque olímpico, en el este de Londres y a unos once kilómetros de su residencia oficial, en el 10 de Downing Street. La residencia de Downing Street no ha querido pronunciarse sobre el paseo que hizo el político el domingo por la tarde. El primer ministro es un apasionado de la bici y, cuando era alcalde de Londres, iba siempre en ella desde Islington hasta las oficinas de la alcaldía, al lado del río Támesis. El diputado laborista Andy Slaughter declaró que el jefe de Gobierno debería “liderar con el ejemplo” dado que Londres tiene un alto nivel de contagios de COVID-19 pero que, Johnson es, “una vez más, haz lo que yo digo y no lo que yo hago”.