El primer ministro portugués, António Costa, admitió ayer que se aplicará un confinamiento general durante al menos un mes y no solo quince días como se había barajado antes, para frenar una tercera ola de la pandemia de coronavirus, que está siendo más severa que las anteriores en Portugal.

“Las medidas deben tener un horizonte de un mes”, dijo Costa a la prensa a la salida de una reunión con especialistas en Lisboa para analizar la situación epidemiológica de Portugal tras las Navidades, donde hubo “un gran consenso” sobre la necesidad de alargar las medidas más de 15 días. Costa señaló que, ante la “fortísima dinámica de crecimiento” que vive la pandemia en Portugal, la “única forma” de frenar los contagios es un nuevo confinamiento similar al que se aplicó durante la primera ola.

Las características concretas de este confinamiento serán anunciados hoy, después de la reunión del consejo de ministros, aunque en los últimos días ya se ha avanzado que implicará el cierre de gran parte del comercio y los servicios y de la restauración, que sólo podrá operar para ofrecer comidas para llevar o en servicio a domicilio.

El Gobierno portugués había asegurado además hace unos días que, a diferencia de la primera ola, esta vez las escuelas se mantendrían abiertas. Costa matizó ayer que los expertos coinciden en que las clases para los menores de 12 años deben ser presenciales, pero hay argumentos diversos sobre cuál es el mejor escenario para los alumnos más mayores (quienes en España cursan Secundaria o Bachillerato), por lo que están estudiando qué hacer con los alumnos de cursos superiores.