El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, planteará mañana al titular del Gobierno español, Pedro Sánchez, un acuerdo a nivel nacional para obligar al uso de mascarillas FFP2 en “determinados contextos”, en alusión a espacios públicos cerrados, como ya han hecho Francia o Alemania, que la han impuesto en el transporte público o en los comercios. La ventaja de estas mascarillas es que son las que mejor filtran, puesto que bloquean el 94% de las partículas más finas.

En una comparecencia en el Parlamento, a petición del BNG, para dar cuenta de su gestión en la tercera ola de la pandemia, Feijóo no adelantó mucho más sobre su propuesta, pero aludió a “países” que ya han tomado la medida y apostó porque fuese impuesta en el transporte público. También apuntó que de obligar a su utilización habría que “concretar medidas económicas porque cuesta más que una quirúrgica”. La segunda tiene un precio máximo de 62 céntimos y la primera, con una validez de ocho horas, cuesta un euro. Además la segunda aún soporta un IVA del 21%, y la primera, del 4%.

Feijóo planteará a Pedro Sánchez un consenso al respecto por “las implicaciones sociales, de coste y disponibilidad” que supone una medida así. Le urgirá a no retrasar “decisiones imprescindibles”.

No será la única demanda que lleve el titular de la Xunta al inquilino de la Moncloa. Ayer en la Cámara autonómica adelantó que también le pedirá “un consenso nacional” sobre el teletrabajo. El Gobierno gallego es partidario de apostar por esta modalidad laboral siempre que se pueda para reducir la movilidad y los contactos sociales, y así frenar las posibilidades de contagio.

También le exigirá “un calendario claro de vacunación” y que en la próxima fase, cuando toque inmunizar a los mayores de 80 años, Galicia reciba el 8,2% por ciento de las dosis, pues ése es el porcentaje de gallegos de esa edad. “De lo contrario se estaría penalizando a las personas más mayores y eso nadie puede aceptarlo”, advirtió.

La comunidad hasta ahora ha recibido el 5%, por debajo del peso de su población en el conjunto del Estado, el 5,7%.

El también líder del Partido Popular de Galicia defendió que Sanidade está en disposición de vacunar a todos los gallegos “en diez semanas” y si no lo hace es porque faltan dosis. El problema de desabastecimiento es europeo, no solo gallego y español.

Feijóo aprovechará su encuentro con Sánchez para volver a reclamar que se pueda adelantar el toque de queda y otro marco normativo para gestionar mejor la pandemia, al margen del estado de alarma. “Hay unas administraciones autonómicas que percibimos la urgencia y una administración retardataria que ni gobierna ni deja gobernar”, se lamentó.

La cartera de demandas de Feijóo es más amplia y una reivindicación clave es un reparto justo de los fondos europeos que recibirá España por la pandemia. Galicia tendría 570 millones de euros más, si los criterios usados en el reparto fuesen los de la financiación autonómica.

El presidente de la Xunta arrancó su intervención en el pleno recordando a las víctimas y alabando el esfuerzo de los sanitarios. Confesó que la deriva de la tercera ola le está obligando a tomar decisiones “enormemente difíciles” y que no puede prometer que no habrá medidas más duras aún. Justificó que su objetivo es “preservar vidas humanas y que los hospitales no colapsen”, por eso pidió “reconcienciar” a la ciudadanía del riesgo del coronavirus.

Más protección sí, pero no tan cara

Los epidemiólogos gallegos descartan las mascarillas de tela y apuestan por concienciar a la población de la importancia de extremar la protección en los cerrados con poca ventilación. En este contexto, reconocen la conveniencia del uso de las FFP2, ya que incrementan la protección —su eficacia de filtrado es del 92%— no solo frente a las gotículas, sino también frente a los aresoloes, partículas mucho más pequeñas, que expulsamos al hablar y al respirar, y que pueden desplazarse más allá del metro y medio de distancia de seguridad. Sin embargo, no se muestran partidarios de que su uso sea obligatorio, al entender que puede llegar a resultar contraproducente debido a que estas mascarillas suponen un desembolsom mayor que las higiénicas o las quirúrgicas.

“Estas mascarillas son mucho más caras, por lo que si las hacemos obligatorias puede que parte de la población que no puede permitirse ese desembolso prolongue demasiado su uso y la eficacia de la mascarilla. De poco vale una mascarilla quirúrgica o una FFP2 si la sacamos continuamente, si la tocamos por dentro o si no la cambiamos con regularidad”, advierte el epidemiólogo Francisco Caamaño.

En similares términos se expresa el epidemiólogo Juan Gestal, que recuerda que en Galicia ya está prohibido el acceso a los centros sanitarios y hospitales gallegos con mascarilla de tela. “Cuando no había mascarillas disponibles, incluso los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) decían que nos embozásemos con lo que fuera: una mascarilla casera, una bufanda..., pero ese tiempo ha pasado. Hay que concienciar a la gente de que tiene que abandonar la de tela y usar mascarillas con un marcado CE que cumplan la normativa, e informar a la gente de que en lugares como el transporte y la oficina, las mascarillas FFP2 y FFP3 nos va a dar una mayor protección”, afirma Gestal.

Pontón y Caballero le culpan de la tercera ola “por no anticiparse y querer salvar la Navidad”

El debate con la oposición fue tenso. BNG y PSdeG cuestionaron la gestión de Feijóo en la pandemia y le afearon que siempre busque compararse “con quien está peor, pero no con quien va mejor”. La líder nacionalista, Ana Pontón, le acusó de “no ser capaz de anticiparse” a la tercera ola y ante la obligación de imponer medidas más restrictivas ahora “culpa a los gallegos” de su comportamiento durante las fiestas de Navidad. Pontón volvió a pedirle un confinamiento domiciliario de dos semanas y Feijóo le replicó que “tiene mucha cara desde la moqueta de su escaño proponer” una medida que la Xunta no tiene competencia para tomar. El secretario xeral de los socialistas gallegos, Gonzalo Caballero, responsabilizó a Feijóo de la tercera ola por querer “salvar la Navidad” y el líder del PPdeG le espetó que sus medidas eran más restrictivas que las propuestas por el Ministerio de Sanidad. Caballero censuró su “soberbia” y cuestionó, entre otras cuestiones, la “escasez” de rastreadores o que “200 sanitarios” se hayan colado en la vacunación en Pontevedra, tal como denuncian los sindicatos médicos. El dirigente socialista instó a Feijóo a “ponerse a gobernar y proteger a la gente”, en vez de “confrontar” con el Gobierno central. El titular de la Xunta, sobre la defensa de Caballero del Ejecutivo de Sánchez, dijo: “Solo se puede entender desde el desconocimiento o la voluntad de engañar a la gente”. “Pontón propone el confinamiento de 15 días, Caballero dice que es lesivo e inconsistente, afortunadamente no tenemos un bipartito”, ironizó el portavoz del PPdeG, Pedro Puy.