El Reino Unido autorizó ayer el primer estudio mundial en el que se infectará a voluntarios sanos para analizar el comportamiento del coronavirus y acelerar así el desarrollo de vacunas y fármacos contra el COVID. El ministro de Empresa, Energía y Estrategia Industrial, Kwasi Kwarteng, explicó que estas pruebas clínicas, a las que el Gobierno aporta 33,6 millones de libras (39 millones de euros), empezarán en las próximas semanas.

En el ensayo, 90 candidatos de entre 18 y 30 años serán infectados con muestras del coronavirus en la nariz y luego pasarán catorce días supervisados en un hospital, para averiguar, en una primera fase, la cantidad mínima de virus requerida para que se produzca infección, lo que facilitará después probar vacunas y fármacos. Estos jóvenes deberán someterse a varios análisis posteriores, por lo que serán recompensados, según la cadena BBC, con unas 4.500 libras (5.180 euros) al año.

Cuando se haya determinado el comportamiento del virus, la intención es, previa autorización de los reguladores, administrar vacunas consideradas seguras a un grupo de voluntarios a los que se infectará con el SARS-CoV-2, a fin de comprobar la reacción inmune y que esto sirva para afinar y acelerar los ensayos de los preparados a mayor escala.