En la habitación de un hospital, el tiempo transcurre de manera diferente. Las horas se miden en centímetros cúbicos, los minutos de intimidad se dedican a reflexionar sobre los resultados de analíticas y pruebas diagnósticas y las ganas de comer tardan en marcharse, muchas veces, lo mismo que lleva tragar un puñado de pastillas de colores. Apenas unos segundos. La presidenta de la Asociación Galega de Trasplantados de Médula Ósea (Asotrame), Cristina Piñeiro, lo sabe bien. Casi tres meses pasó ingresada, y prácticamente aislada del mundo, en la planta de Oncohematología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac). Fue en 2008, cuando con solo 24 años, a esta joven naronesa le detectaron un linfoma de Hodgkin.

“Recibí quimioterapia ambulatoria, me trasplantaron mis propias células madre pero no funcionó, volví a ser tratada con quimio y, pasados unos meses, cuando mi salud pendía ya de un hilo, un completo desconocido me hizo el mejor regalo que jamás ha recibido: me devolvió la vida”, cuenta Cristina, quien asegura que durante las largas estancias en el hospital, “el estímulo más importante del día es la visita del hematólogo”. Un tiempo que, la mayoría de las veces, “se hace escaso”, ante el aluvión de “dudas” pendientes de resolver.

De esa necesidad de los enfermos de “saber siempre más” surge, precisamente, otra de las iniciativas puestas en marcha por Asotrame en este convulso 2021, marcado por la pandemia de SARS-CoV-2. Café con tu hematólogo es una actividad concebida a modo de encuentros virtuales —que se celebran en la última semana de cada mes— entre especialistas médicos, pacientes oncohematológicos —hospitalizados o no— y sus familiares, en los que se abordan diferentes problemáticas relacionadas con el proceso de la enfermedad, pero también con la calidad de vida de los afectados, una vez recuperados.

“Cuando yo aún estaba en tratamiento, recuerdo que entre las sesiones de quimio me iban surgiendo muchísimas dudas y preguntas, que anotaba en una libreta para planteárselas a mi hematólogo, a la semana siguiente. La idea de esta iniciativa es un poco esa. Crear un espacio en el que los pacientes puedan hablar de temas que en la consulta o en la visita hospitalaria quizás les dé un poco más de reparo abordar, pero que una vez los comentan, se dan cuenta de que afectan a otros muchos enfermos”, señala la presidenta de Asotrame, quien subraya que el hecho de que cada vez, por suerte, haya más supervivientes, hace que surjan, también, más cuestiones relacionadas con la calidad de vida cuando ya se ha superado la enfermedad. “Esta actividad es importante para los pacientes hospitalizados, pero también para los supervivientes, los enfermos domiciliados o incluso los familiares, que muchas veces están descuidados. Y un cuidador descuidado también influye en el paciente. Es una cadena que hay que cuidar y sostener entre todos”, reivindica.