La Universidad Intercontinental de la Empresa, la primera privada en Galicia —impulsada por Abanca—, tiene previsto abrir su puertas en el curso académico 2022-2023, una vez “superado el plan de ruta establecido” y previa aprobación parlamentaria. De este modo lo indicó ayer el presidente de Afundación, Miguel Ángel Escotet, después de que hace unas semanas el Gobierno gallego diese el visto bueno al anteproyecto de ley de creación de esa universidad privada.

Ahora el proyecto debe superar “el último trámite”, que es la aprobación de la ley en el Parlamento, tras el cual, mediante decreto, se determinarán las titulaciones. “Cuando termine todo el proceso parlamentario y se establezca como ley, en ese momento, haremos la presentación de las carreras, tal y como estipula todo el procedimiento legal existente. La idea es empezar en el año académico 2022-2023”, declaró Escotet, quien apuntó que la universidad no tendrá “fines de lucro” y que es un proyecto de carácter “no mercantil”, con vocación de “servicio público” y gestión privada.

“Todos los ingresos que pudiera generar son para la propia institución y para los estudiantes, a los que se les becará en un 25%, para aquellos que no tengan medios económicos. Es importante señalar que nosotros no somos una institución privada comercial, sino auténticamente de servicio público”, aseguró.

El pasado mes de febrero el Consello Económico y Social (CES) emitió un dictamen —preceptivo pero no vinculante— sobre el proyecto de una universidad privada, pero no lo pudo avalar porque detectó carencias en plazas, titulaciones y medios. El informe contó con dos votos particulares, uno de los sindicatos representados, totalmente contrario a la creación de la universidad privada y otro favorable de la patronal Confederación de Empresarios de Galicia (CEG).

Tras este informe, el conselleiro de Educación, Cultura y Universidad, Román Rodríguez, aseguró que las “carencias” detectadas por el Consello Económico y Social en el proyecto de ese centro de educación superior privado impulsado por la financiera Abanca “tendrán que ser subsanadas para poder seguir”.

Además, también deberá ajustarse a las nuevos criterios que impondrá el Gobierno central que, entre otras consecuencias, obligará doblar el número de estudios de grado y de máster con los que pretendía arrancar Abanca, al margen de tener que dedicar más presupuesto a la investigación y contar una producción científica mínima.

En todo caso, la primera universidad privada de Galicia dispondría de un plazo de cinco años para ajustarse a los nuevos requerimientos que fija el Gobierno central desde su apertura.