La Tarxeta Básica de la Xunta podrá solicitarse, desde ahora, por un máximo de un año. La prestación, que fue concebida para dar una respuesta “ágil y urgente” a las personas que al inicio del estado de Alarma no recibían otro tipo de subsidio, estaba contemplada en un principio para un máximo de tres meses, pero fue experimentando varias prórrogas debido a la cantidad de solicitantes que no disponían, al momento de su finalización, de otras opciones. 

Cruz Roja, el organismo encargado de tramitar la ayuda, puesta en marcha por la consellería de Política Social, gestionó en A Coruña más de 3.300 solicitudes desde julio del año pasado. En Galicia, las unidades concedidas de esta tarjeta monedero, dotada con tres cuantías de 150, 200 y 300 euros al mes para cada familia, repartidas en función de los miembros que integren la unidad familiar, ascendieron a 25.630, contando tanto las primeras concesiones como las renovaciones, con lo que la gente que la lleva cobrando desde junio ininterrumpidamente cuenta como tres tarjetas. Las familias beneficiarias, hasta el momento, son más de 40.000.

La ayuda nació para ostentar el rol de “salvavidas” y puente con otras prestaciones, como la Renta de Integración Social de Galicia (Risga) o el Ingreso Mínimo Vital (IMV), gestionadas, respectivamente, por la Xunta y el Estado. El objetivo era cubrir las necesidades básicas de las familias mientras tramitaban los otros subsidios reglados, un fin que, desde Política Social, juzgan que “se está cumpliendo”, pues, desde su puesta en marcha, 1.050 solicitantes dejaron de percibirla para acceder a la Risga y otros 1.898 transitaron al Ingreso Mínimo Vital, lo que hace un total de 2.948 beneficiarios que pasaron de la Tarxeta Básica a otras ayudas. 

El elevado número de personas que continúan en una situación grave de emergencia social transcurrido un año del inicio de la pandemia obliga ahora a estandarizar la vigencia de la Tarxeta Básica en un año de duración. Desde Política Social juzgan que la ayuda es “útil y necesaria”. Así lo acredita Noelia Díaz, para quien la tarjeta cumplió, con creces, la función de “salvavidas” para la que fue concebida. 

Tanto ella como su pareja se encuentran, actualmente, en situación de desempleo y él, además, en situación irregular. La tarjeta básica, en su caso, ha servido para cubrir, en parte, las necesidades básicas de su hija, nacida el mismo día que el decreto del estado de Alarma. La rapidez en la gestión del recurso ha sido, para ellos, que aguardan la tramitación de una Risga desde octubre, el mayor alivio. “Mi prioridad es buscar trabajo, yo no quiero depender de una ayuda social, pero estamos en una situación de desamparo total. La tarjeta me ha ayudado a comprar los productos básicos para mi hija: leche, pañales o productos farmacéuticos”, explica Noelia Díaz. La tarjeta es el único ingreso que perciben, pues, a día de hoy, los tres viven en casa de uno de sus tíos. Incorporarse al mercado laboral no fue posible hasta el momento ni para su pareja, que carece de papeles; ni para ella, que ostentaba el rol de cuidadora principal de su madre, enferma de cáncer terminal y fallecida hace pocos meses.

A Cruz Roja, y más concretamente a Lorena, una de sus trabajadoras, agradece el haber gestionado la ayuda con la presteza que requerían las circunstancias. “Mis tíos y mis primos me ayudan, pero la tarjeta supone un alivio, porque al menos no tengo que pedirles que se hagan cargo de las necesidades de mi hija, aunque sé que lo harían. Los adultos comemos cualquier cosa, pero sé que a mi hija, con esto, no le va a faltar leche ni pañales. Quiero trabajar porque no quiero que mi hija tenga lo básico, quiero que tenga lo mejor, como cualquier madre”, apostilla. 

El procedimiento de gestión de la tarjeta solo demuestra una cosa: la eficacia de una ayuda depende, en muchos casos, de la rapidez con la que llega a sus destinatarios en situaciones de emergencia. Cruz Roja es la encargada de tramitar la prestación por la vía informática. El criterio primordial, que llegue rápido. “La entrega es rápida en comparación con otras ayudas, creo que es la prestación más rápida que hemos visto”, asegura el coordinador de Cruz Roja en Galicia, Joaquín Varela. 

Otro de los objetivos que persigue la entidad es que el proceso de entrega se aleje del factor estigmatizante de otras prestaciones, que obligan a guardar colas frente a los recursos, mientras que la tarjeta básica se otorga mediante cita previa. Con todo, insisten desde Cruz Roja, la tarjeta básica no está planteada como un subsidio. “Está pensada para sostener a una familia en esta circunstancia excepcional, para ir tirando hasta que tramites otra cosa. Era una medida urgente; cuando nació, creíamos que era para un mes, y ya va para un año. Para emergencia cumple su función”, juzga Joaquín Varela.