La gallega María Jesús Varela Méndez lleva más de dos décadas en Madrid, donde ha desempeñado distintos puestos de responsabilidad dentro del Grupo ONCE. Desde hace algo más de dos años, está al frente de la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG), un trabajo que le “apasiona”. “Antes de dirigir la FOPG, me dediqué a temas relacionados con la tecnología, la innovación y la cooperación internacional. Siempre he tenido la enorme suerte de poder trabajar en ámbitos muy determinados, enfocados a mejorar la vida de personas ciegas como yo, con las que me siento muy identificada. Es muy reconfortante poder ir viendo cómo avanzan las cosas, para nuestro colectivo, con el paso el tiempo”, subraya.

Lleva dos años al frente de la Fundación ONCE del Perro Guía. ¿Qué tal la experiencia?

Estupenda. En la FOPG trabajas para mejorar la calidad de vida de personas ciegas, y lo haces con otras personas, pero también con animales. Es increíble ver a los cachorros desde que nacen, tan chiquitines que parecen peluches, y saber que su labor va a ser súper relevante para alguien y, sobre todo, que van a ser perros muy queridos.

Evidentemente, hay que darles aprendizaje, pero sobre todo reciben mucho, muchísimo cariño y, a diferencia de otros animales, ellos nunca van a estar solos.

¿Pueden los perros guía acceder a todos los lugares con su usuario o existe algún tipo de restricción?

La legislación establece que los perros guía pueden acceder a cualquier recinto. Los únicos lugares en los que no podrían entrar son los quirófanos —en los hospitales sí pueden estar— y, evidentemente, las cocinas de bares y restaurantes u otros lugares donde se esté manipulando directamente comida. Sí pueden acceder, por tanto, a cualquier establecimiento de hostelería o comercial, aunque en los parques recreativos, por ejemplo, no pueden entrar en las atracciones. Salvo estas excepciones, tienen vía libre a todos los lugares. Hay que pensar, además, que a estos animales, aparte de seguir a rajatabla sus controles veterinarios y tener en regla todas sus vacunas, anualmente se les hacen analíticas de las enfermedades caninas transmisibles a humanos. Están controlados a ese nivel, algo que no ocurre con el resto de los perros.

¿La ley se cumple o aún se dan casos de personas ciegas a las que se impide entrar, con su perro guía, en algún recinto o establecimiento?

Por suerte, ese tipo de situaciones se dan cada vez menos, aunque todavía las hay. Usuarios de perros guía refieren que a veces les ponen problemas en taxis o, por ejemplo, en los aeropuertos. Y eso que las compañías aéreas tienen en sus páginas de internet toda la información detallada al respecto, pero antes de llegar al mostrador de la línea aérea, hay que acceder al recinto, y es ahí cuando a veces, por desconocimiento u otros motivos, hay problemas. También en la hostelería. Yo no tengo perro guía, pero algunos amigos sí, y a veces te rompen la tarde, porque tienes que estar dando explicaciones, o te sientan en sitios donde no se te ve. Parece surrealista, pero siguen ocurriendo estas cosas.

¿Un perro guía lo es siempre, o al llegar a cierta edad, se jubila?

La FOPG tiene un protocolo por el que, pase lo que pase, llega un momento en que los perros guía se jubilan. Hasta eso está controlado. Previamente, si hay problemas de salud, en cuanto tenemos conocimiento ya comunicamos al usuario que ese animal tiene que dejar de trabajar. Los perros, desde que nacen hasta que se jubilan, son de la Fundación. Nos quedamos con su propiedad para poder garantizar su calidad de vida y protección, y les hacemos seguimiento para tomar decisiones si, por ejemplo, por el motivo que sea, la unidad entre el perro y el usuario no funciona de forma segura. Hay que garantizar que el animal puede cumplir, en todo momento, la función que se le ha asignado. Principalmente, para protegerlo a él, pero también por la propia seguridad del usuario.

¿Qué pasa con esos animales ‘retirados’?

La mayoría de las veces, los propios usuarios se los quedan, ya que el vínculo que se establece con ellos es impresionante. De hecho, hay personas que, tras tener un perro guía, no han querido otro porque el duelo al perderlo es muy duro. No son perros que sacas por la mañana, los dejas en casa, te vas a trabajar, vuelves, los sacas de nuevo… Estos animales son una extensión de su usuario.

¿Y cuándo los usuarios renuncian a quedarse con el can?

Si los usuarios no pueden quedárselos, por el motivo que sea, los perros regresan a nuestra escuela, donde tienen, por así decirlo, una “jubilación dorada”. Y también hay familias que adoptan a estos abuelitos. Son perros que han tenido una vida social y una educación muy buena, con un carácter muy tranquilo y que se adaptan perfectamente a cualquier hogar.