Los mindhunters o cazadores de mentes de la Guardia Civil se incorporaron a la investigación para tratar de localizar a las niñas Olivia y Anna, secuestradas por su padre Tomás Gimeno en Tenerife desde el 27 de abril. Y lo están haciendo realizando lo que ellos llaman la “autopsia psicológica” del progenitor, autor de su desaparición y del que tampoco hay rastro. Su labor es complementaria del rastreo que está haciendo en aguas canarias el barco Ángeles Alvariño, equipado con sonar. Estos siete miembros del Servicio de Análisis del Comportamiento Delictivo de la Guardia Civil, son psicólogos y criminólogos, y su trabajo es lo más parecido a los especialistas de la serie estadounidense o a los perfiladores del FBI que hizo famosos Jodie Foster en El Silencio de los Corderos.