La fatiga persiste un año después de superar el COVID en el 61,2% de los pacientes que han padecido la enfermedad, según ha comprobado un equipo de científicos españoles, que han observado también la persistencia de la disnea —dificultad para respirar— en el 23% de los casos. El trabajo fue realizado por investigadores y médicos de la Universidad Rey Juan Carlos y de la Complutense de Madrid, que evaluaron a los pacientes que ingresaron en cinco hospitales de Madrid y realizaron un seguimiento durante el año que transcurrió desde que recibieron el alta.

El 61,2% de ellos sigue mostrando fatiga un año después, el 23,3% acusan la “falta de aire” (disnea), el 2,5% sigue tosiendo y el 6,5% de los pacientes que superaron el coronavirus todavía sufren dolor torácico un año después, según concluyen los investigadores, que han publicado sus resultados en la revista Lung.

“Estos resultados nos indican que se debe realizar un seguimiento proactivo de todos los pacientes que han padecido la enfermedad ya que una importante proporción presentan síntomas persistentes que deben ser evaluados y seguidos”, manifestó César Fernández de las Peñas, catedrático de Fisioterapia de la Universidad Rey Juan Carlos.

En otros estudios realizados por el mismo equipo se ha encontrado que el 70% de los pacientes sufren algún síntoma pos-COVID, informa la Universidad Complutense.

Unos 2.100 pacientes

Para llevar a cabo el estudio, se seleccionó una muestra de 2.100 pacientes de los que finalmente participaron 1.950. El 47% fueron mujeres y la edad media fue de 61 años.

Aunque los síntomas más comunes de COVID en estos pacientes fueron fiebre, disnea, dolor muscular y resfriado en el momento de ingreso en el hospital, los investigadores señalaron que no identificaron “ningún factor de riesgo claro, tanto clínico como de estancia hospitalaria, que pudiesen advertirnos del posterior desarrollo de algunos de síntomas persistentes” que se han descrito en el trabajo. En la actualidad, este proyecto continúa en activo, pues al seguimiento a dos años de estos pacientes de la primera ola se suma el de los de la segunda y la tercera ola, precisaron desde las universidades.