Casi 250.000 ciudadanos conviviendo con un virus altamente contagioso en una superficie inferior a los 40 kilómetros cuadrados, unido al hecho de que en los barrios más poblados, un elevado porcentaje de vecinos se dedican al sector de los servicios y a los cuidados, convierten la ciudad de A Coruña en una suerte de polvorín, epidemiológicamente hablando. Ambas circunstancias explican, en parte, que el SARS-CoV-2 haya impactado especialmente en la urbe coruñesa desde el inicio de la pandemia y, por extensión, en el conjunto de su área sanitaria. Los expertos no encuentran, sin embargo, una respuesta clara a los cambios de tendencia registrados en las últimas semanas.

“No sorprende que en las ciudades de A Coruña y Vigo haya más casos de COVID que en el resto de Galicia, porque son las zonas de mayor densidad de población, más turísticas, y también donde hay más movilidad, más ocio... Sin embargo, es difícil responder a la pregunta de por qué hace un mes la incidencia era mayor en Vigo, y por qué ahora lo es en A Coruña. No existe un motivo claro que explique estas tendencias”, sostiene el doctor Pablo Longueira, adjunto del Servicio de Medicina interna del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), quien, sin embargo, sí reconoce que la evolución de la pandemia, en los últimos tiempos, les ha “asombrado un poco”.

El paradigma del COVID ha cambiado. Antes se contagiaba mucha gente mayor, y eso derivaba en un gran número de hospitalizaciones. Pero el impacto de la campaña de vacunación se ha notado muchísimo, y ahora se están infectando muchos ciudadanos que no han recibido aún ninguna dosis, o que no han completado su pauta. Con la llegada de la variante delta, que es más contagiosa, la incidencia está aumentando en la calle, pero el impacto en la presión hospitalaria está siendo menor porque los infectados son más jóvenes”, reconoce el doctor Longueira, quien, no obstante, advierte de que los casos que llegan al hospital son, “por así decirlo, un poco más dramáticos”, porque la edad media de los ingresados es “bastante menor”.

 En este contexto, y ante la reapertura del ocio nocturno, el internista del Chuac insiste en dirigir un doble mensaje. A los responsables de ese sector, les pide que sean “muy estrictos con las normas establecidas en los protocolos, tanto por el bien común como por el suyo propio, para que sus negocios puedan permanecer abiertos y no suceda lo mismo que el verano pasado”. A los usuarios de ese tipo de establecimientos, en su mayoría “gente joven”, les reclama lo mismo: “Que sigan a rajatabla las medidas que los responsables del ocio nocturno les exijan cumplir. Tenemos un ejemplo clarísimo de lo que puede suceder si no se hacen las cosas bien: el macrobrote de Mallorca. Ese desastre nos tiene que servir como aviso para saber qué errores no repetir. Sobre todo, ahora que estamos tan cerca de la inmunidad de rebaño que deseamos alcanzar desde hace muchos meses. Sería muy imprudente e infantil perder la carrera justo al final”.