Los test de antígenos de autodiagnóstico de COVID-19 podrán adquirirse en las farmacias españolas a partir del próximo martes, fecha en la que el Gobierno tiene previsto aprobar en Consejo de Ministros el real decreto que permitirá dispensarlos sin prescripción médica. Se dará así respuesta a una reivindicación que los farmacéuticos mantienen desde hace meses y que se adopta ahora para identificar de una forma más rápida los casos positivos del COVID-19, incluidos los asintomáticos, según la ministra de Sanidad, Carolina Darias, una medida que aplauden farmacéuticos y epidemiólogos, aunque estos últimos con matices.

“En España la normativa sobre este tipo de productos sanitarios de autodiagnóstico ‘in vitro’ establece que sólo se pueden comprar en farmacia y no permite su dispensación sin receta médica. Las farmacias tienen los test, pero no los pueden vender si no hay una prescripción médica. Los farmacéuticos llevamos meses reclamando una modificación del Real Decreto que permita la dispensación de estos test sin receta en las farmacias, ya que va a reforzar la capacidad de detección del COVID-19”, afirma la farmacéutica Alba Soutelo.

La farmacéutica explica que los test de antígenos para detectar el COVID-19 están diseñados para identificar infecciones agudas o tempranas. “Detectan la presencia de proteínas virales (antígenos) del virus SARS-CoV-2. Si el antígeno está presente en concentraciones suficientes en la muestra, se unirá a los anticuerpos específicos fijados a una tira de papel dentro de un cubículo plástico, generando una señal visualmente detectable a los quince o veinte minutos”, concreta.

En su opinión, la dispensación de estas pruebas sin receta va a permitir aumentar su accesibilidad y maximizar la detección del virus, indicando nuevos positivos. “Somos conscientes del potencial asistencial de la red de farmacias y de lo que pueden aportar los farmacéuticos como profesionales sanitarios estratégicos en Salud Pública y, por ello, nos hemos ofrecido desde el inicio de la pandemia a la Consellería de Sanidade para, entre otras iniciativas, colaborar en la detección precoz del COVID-19”, explica Soutelo, que añade que la integración de la farmacia en programas de cribado en Galicia está siendo un éxito.

En este sentido, cabe destacar que, en solo cuatro meses, se dispensaron más de 35.400 test gratuitos de saliva en las boticas de la provincia de A Coruña adheridas a dicha campaña.

Esta farmacéutica sostiene que la mayor ventaja de que estos test puedan adquirirse sin receta es que se podrán hacer autodiagnósticos tempranos. “De esta forma, la persona podrá confinarse y tomar las medidas adecuadas para evitar la transmisión”, afirma Soutelo, para quien estos test “reforzarán la detección del COVID”.

Asimismo, opina que el farmacéutico debería poder realizar el test en la farmacia y registrar los datos directamente en el sistema de vigilancia epidemiológica, colaborando así en la transmisión de los resultados y de la información necesaria para la vigilancia epidemiológica. Una de las peticiones que mantienen es poder certificar el resultado del test. “Para viajar o entrar, por ejemplo, en un hotel o restaurante de Portugal se necesita un certificado conforme el resultado del test ha sido negativo. Comprar un test en la farmacia no soluciona esta cuestión si el farmacéutico no puede dar un certificado. Sin embargo, aunque nos autorizaran a hacerlo, para poder dar fe de un resultado, el test tendría que hacerse en la farmacia”, explica.

Aunque los epidemiólogos coinciden en destacar las ventajas de dar mayor accesibilidad a los test de antígenos de autodiagnóstico, también expresan sus reservas respecto a cómo se monitorizarán estas pruebas y sus resultados, y sobre si podrán generar una falsa sensación de seguridad entre la población, ya que, aunque fiables, también pueden dar falsos positivos y falsos negativos.

“Como idea está bien porque se facilita el acceso al ciudadano a test diagnósticos y descongestionaría un poco la atención primaria, pero siempre y cuando se pueda trazar el resultado porque si ese test diagnóstico da positivo y esto se deriva en que esa persona toma decisiones por su cuenta sin que el sistema sanitario sea conocedor de si ha sido positivo o no y de si cumple o no la cuarentena y dónde, entonces puede ser un riesgo”, explica Alberto Ruano, profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidade de Santiago (USC).

Este epidemiólogo sostiene que para que exista esa trazabilidad, fundamental para conocer la evolución real de la pandemia, es necesario que el procedimiento quede registrado y asegurarse de para quien es la prueba. “Si alguien va a comprar el test y no es para él, sino para su hijo o para su primo, la prueba y su resultado quedarían al final fuera del sistema sanitario, algo que no interesa”, explica el experto, que es partidario de que la toma de la muestra se realice en la misma farmacia y de la elaboración de un protocolo que garantice la trazabilidad de las pruebas.

En similares términos se expresa el catedrático emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la USC Juan Gestal. “Yo lo considero una medida muy útil y, aunque tiene sus pros y sus contras creo que predominan las partes positivas”, afirma.

Para este epidemiólogo, la ventaja es que permitirá el acceso a la prueba de antígenos y conocer los resultados de forma rápida. Como principal obstáculo, apunta que la decisión de comunicar el resultado de la prueba dependerá del individuo. “¿Qué pasa si doy positivo y me tengo que confinar? ¿Lo comunico o me lo callo?”, se cuestiona.