Portugal estudia endurecer las restricciones para combatir la pandemia ante el avance de la quinta ola, con cifras de infecciones y hospitalizados que no se veían desde hace más de dos meses, mientras se acercan las reuniones navideñas, que el año pasado dispararon los contagios. Las autoridades sanitarias informaron ayer de que se registraron diez muertes y 2.333 nuevos casos de coronavirus, por lo que ya son cuatro días consecutivos con más de 2.000 positivos.

El Gobierno de António Costa convocó, por primera vez desde septiembre, a los epidemiólogos y otros expertos para analizar la situación del país de cara a preparar nuevas medidas, cuando la incidencia roza los 200 casos y los contagios están en niveles de agosto.

No se esperan anuncios oficiales hasta la próxima semana —el martes y miércoles Costa consultará a los partidos del hemiciclo—, pero en Portugal nadie duda de que habrá un endurecimiento, aunque con medidas más moderadas que los confinamientos totales que se aplicaron en el pasado.

Tanto Costa como el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, descartaron volver al estado de emergencia, pero los expertos ya han propuesto medidas como extender el uso de la mascarilla —ya no es obligatoria en la calle— hacer más test, reducir el aforo de eventos masivos y reforzar la vacunación.