Ante la constante aparición de informaciones confusas en torno al coronavirus en diferentes canales, el Colegio Oficial de Químicos de España ha decidido trasladar una serie de cuestiones acerca del COVID-19 y los efectos de las vacunas creadas para aminorar el impacto de la pandemia. La información ha sido elaborada con estudios científicos y clínicos que desmienten o certifican las siguientes incógnitas:

  • Las vacunas contra la COVID-19 no funcionan y la gente se sigue contagiando. Numerosos estudios científicos y, sobre todo, la evidencia clínica demuestra la eficacia de estas vacunas. Es preciso aclarar que las vacunas no evitan el contagio, pero sí minimizan los daños en las personas infectadas. Efectivamente las personas se siguen contagiando, pero en general la letalidad del coronavirus es mucho menor en las personas vacunadas.
  • Contienen un chip con el que nos quieren espiar. Argumento totalmente falso. La composición de las vacunas es conocida, un aspecto clave para que puedan ser aprobadas por las diferentes agencias de medicamentos y por los respectivos Gobiernos. Todas las vacunas contra la Covid19 existentes en la actualidad tienen como diana terapéutica la proteína S o espícula con la que el coronavirus ingresa en nuestras células. Todo lo demás son bulos sin fundamento alguno.
  • Las vacunas contra el COVID-19 tienen efectos secundarios. Todos los fármacos, en general, tienen efectos secundarios, pero si están en el mercado es porque los beneficios son mucho mayores que los perjuicios. Un gran reto de la medicina es que las vacunas y los fármacos sean más eficaces y, al mismo tiempo, se minimicen los efectos secundarios. En el caso de las vacunas contra la Covid19, en general, los efectos secundarios más diagnosticados son fiebres, dolores de cabeza, cansancio, entro otros, que desaparecen a las pocas horas/días y que no toda la población vacunada los padece.
  • Detrás de todo esto hay empresas farmacéuticas que quieren ganar dinero. Cierto, no solos las farmacéuticas, sino cualquier tipo de empresa busca un beneficio. Es clave para su supervivencia. Ello no significa que no dediquen dinero y tiempo a fines sociales o incluso que hayan tenido que arriesgar mucho por el camino. En el caso de las vacunas contra la Covid19, las empresas Moderna y Pfizer-BioNTech, por poner un ejemplo, asumieron muchos riesgos. Decidieron no presentarse a convocatorias públicas para obtener fondos y poder investigar el desarrollo de las vacunas, ya que eso supondría un largo proceso. Dada la situación sanitaria de emergencia, decidieron arriesgar sus fondos y centrar todos sus esfuerzos en el desarrollo de una vacuna. Afortunadamente la historia tuvo un final feliz. Los profesionales de la química, que también participamos directamente en este proceso, felicitamos a las compañías por el objetivo conseguido y nos alegramos doblemente. Nos alegramos porque su apuesta arriesgada haya salido bien y porque con sus logros se están salvando muchas vidas humanas.
  • Es un virus fabricado intencionadamente. La mayoría de la comunidad científica sostiene que es muy difícil, por no decir imposible, fabricar el coronavirus en el laboratorio. La comunidad científica también logra consenso al afirmar que el coronavirus proviene de murciélagos. Ese virus pasó entonces al ser humano (proceso conocido como zoonosis), utilizando otro animal como intermediario. La búsqueda de ese animal intermedio es un reto de la comunidad científica. De averiguarlo podría ayudar a la hora desmentir bulos.
  • La pandemia puede ser ocasionada por el calentamiento global. El calentamiento global puede contribuir, al menos parcialmente, a pandemias como esta. Los virus necesitan de un ser vivo, un hospedador, para reproducirse. Está demostrado que el cambio climático y el calentamiento global contribuyen a la pérdida de biodiversidad animal. Puede ocurrir que un virus que antes se hospedaban en otros animales, al desaparecer ese hospedador tengan que recurrir al ser humano para hospedarse. Preservar la biodiversidad animal es crucial para la salud humana y la salud de los ecosistemas.
  • Con el tiempo el coronavirus será menos agresivo. Esa es la tendencia y evolución natural de los virus. Los virus necesitan a su hospedador (en este caso el ser humano) para reproducirse; no les interesa destruirlo, pues entonces no podrían reproducirse. Por eso con el paso del tiempo se suele llegar a un estado de equilibrio en el que el virus y su hospedador conviven de forma pacífica, sin grandes daños colaterales.