Adam Castillejo | El paciente de Londres

“Doy un mensaje de esperanza tras haber sobrevivido a dos sentencias de muerte”

“Hay una tendencia a pensar que el sida ya pasó y no es así, prevalece vivo”, advierte el británico de origen venezolano

Efe / Jordi Comas d’Argemir

Adam Castillejo, mundialmente conocido como el paciente de Londres, el segundo caso de paciente de VIH curado del mundo, ha querido dar, coincidiendo con la noticia del tercer caso de curación, el del “paciente de Düsseldorf”, “un mensaje de esperanza” tras haber sobrevivido a “dos sentencias de muerte”, por el sida y la leucemia.

Este británico de origen venezolano, de 42 años, ha celebrado que el paciente de Düsseldorf se haya sumado formalmente a la lista de casos extraordinarios de curación del VIH que inauguró en 2011 “el paciente de Berlín”, Timothy Ray Brown, que luego falleció por cáncer en 2020. Ese mismo año salió a la luz el caso de Castillejo.

“Una prueba viva de los 40 años del desarrollo de la ciencia contra el VIH soy yo y no podía quedarme de incógnito, sino que tenía que salir para dar un mensaje de esperanza a los investigadores y a mi comunidad, porque, aunque ya no tengo el VIH, seré siempre de la comunidad VIH, como superviviente”, explica Castillejo.

En 2003, Castillejo recibió el diagnóstico de VIH, cuando el tratamiento antirretroviral no estaba tan avanzado como en la actualidad, y en 2012 llegó un segundo mazazo que, paradójicamente, fue el principio de una solución al sida, aunque repleta de complicaciones.

“En 2012 fui diagnosticado de un linfoma de Hodgkin en fase 4, muy agresivo, y en ese momento eso fue otra sentencia de muerte después de la primera de 2003 por el VIH, aunque esta vez fue diferente porque podía decirle a la gente que tenía cáncer y sentir el apoyo; con el VIH no pude porque la gente tiende a discriminar y estigmatizar”, relata ‘el paciente de Londres’.

El tratamiento inicial no funcionó adecuadamente y en 2015 los doctores le dieron la opción de un trasplante de médula ósea de un donante que, además, tenía una rara mutación, llamada CCR5 Delta32, que impide la entrada del virus en las células diana, con lo que podía curarse de ambas enfermedades.

El tratamiento sí funcionó en esta ocasión y actualmente Castillejo, a sus 42 años, está en remisión de cáncer y de VIH, pero con un coste altísimo. “Mi vida es como la que la gente vivió con el coronavirus, con aislamientos y mascarilla durante mucho tiempo, con riesgos grandes de tener infecciones, complicaciones y posibilidad de un cáncer secundario”, asume.

“Hay una cultura de pensar que el sida ya pasó y no es así, prevalece vivo y latente en todos los rincones del planeta”, enfatiza Castillejo sobre una enfermedad que en 40 años ha dejado 40 millones de muertos y que sigue matando anualmente, directa o indirectamente, a unas 700.000 personas en el mundo.