La lectura gana músculo con los nativos digitales

Libreros y lectores afirman que el sector del libro tiene porvenir porque la literatura infantil y juvenil está asentada

Interior de la librería Lume en A Coruña.   | // VÍCTOR ECHAVE

Interior de la librería Lume en A Coruña. | // VÍCTOR ECHAVE / Ágatha de Santos

Ágatha de Santos

En plena era digital, el libro infantil y juvenil gana músculo y suma lectores entre los nativos digitales, incluidos los adolescentes, el colectivo al que más le cuesta aparcar las pantallas para meterse en una historia escrita. El boca-oído, que, en el siglo XXI, por supuesto, es digital, explica en buena parte el mantenimiento del lector más joven que, además, prefiere el papel al formato digital para leer, según el último Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2022, elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE).

Este informe señala que los niños y adolescentes son los dos sectores poblacionales que más leen por ocio, destacando los menores de entre 10 a 14 años. El 85,6% de éstos leen en su tiempo libre de forma frecuente (78,2%) u ocasional (7,4%). Entre los jóvenes de 15 a 18 años, el porcentaje baja, aunque sigue siendo alto: un 79,2% —un 67,7% lectores habituales y un 12,2% ocasionales— siendo más lectoras que lectores, y la tendencia apunta al alza. Esto denota que el libro infantil y juvenil, del que hoy se celebra su día mundial, goza de buena salud.

El presidente de la Federación de Librerías de Galicia, Ramón Domínguez, reconoce que, por sus características orográficas, Galicia no se encuentra entre las comunidades con un mayor índice lector, aunque sí cuenta, sin embargo, con una importante producción editorial y creación literaria, que suma cuatro premios nacionales de literatura infantil y juvenil, estela que inició Fina Casalderrey en 1996 y que continuaron el ya fallecido Agustín Fernández Paz (2008), Ledicia Costas (2015) y Antonio García Teijeiro (2017). “Tenemos grandes escritores, y se edita muy bien y sobre temáticas muy diversas”, asegura el representante de los libreros, que regenta la librería Formatos de A Coruña.

La librería sigue siendo la principal vía para comprar libros, tal y como revela el último informe de gremio de editores. En este sentido, Domínguez recuerda que más del 60% de los lectores eligen las librerías o las ferias de libro para abastecerse, por encima de las grandes superficies y de las tiendas online, y que el 96% de los amantes de la literatura siguen prefiriendo el libro físico frente al libro digital o el audiolibro.

La literatura infantil y juvenil no es una excepción: la inmensa mayoría de los padres suelen acudir con sus hijos a las librerías para que sean ellos quienes escojan su próxima lectura, una práctica que contribuye a poner en valor el papel de las librerías y de los libreros. “Si la gente continúa prefiriendo comprar en las librerías es porque en ellas recibe asesoramiento, que es un valor añadido que no tienen otros comercios. El de las librerías es un sector cada vez más profesionalizado”, afirma Domínguez.

Según Xurxo Patiño, dueño de Librouro y presidente de la Agrupación de Libreros de Vigo, a los niños les gusta leer y que les lean, por lo que son unos ávidos consumidores de libros. “Las familias que más se preocupan por la educación y el nivel cultural de sus hijos se ocupan de que tengan un acceso a los libros desde la infancia porque saben que la lectura es muy importante como base del desarrollo de la inteligencia y del aprendizaje. Incluso de prelectores es importante que tengan contacto con los libros”, afirma.

Según este librero, hay esperanzas en el futuro del libro precisamente porque el género infantil y el juvenil está bastante consolidado. El librero se basa en los índices de lectura, que dibujan una tendencia al alza. “Estamos creando —opina— una buena generación de lectores”.

Pero a pesar de estos indicadores, el caballo de batalla, tanto para las editoriales como para los libreros, sigue siendo el lector adolescente, ya que el hábito lector cae un 7,5% entre los 15 y los 18 años. Sin embargo, las expectativas son esperanzadoras a tenor de los datos del barómetro del gremio de libreros, que apuntan que los lectores de 15 a 18 años han aumentado un 11,8% desde 2018. Es decir, cada vez son más los adolescentes que mantienen el hábito lector adquirido en la infancia.

“La adolescencia es una etapa de mucha actividad, de abrirse a la independencia y de autodescubrimiento, y también es un momento en el que hay muchas opciones de ocio, por lo que es más difícil mantener el ritmo lector de la infancia, que vuelve a recuperarse a partir de los 18 o 20 años. Aun así, todo apunta a que los índices están creciendo también en estas franjas de edad”, sostiene el presidente de la federación librera.

Esto no significa, sin embargo, que no queden retos que superar. “Evidentemente siempre hay cosas por hacer y Galicia no es, por sus particularidades poblaciones, de las comunidades que están en cabeza en los índices de lectura, y este es un aspecto en el que tenemos que trabajar todos, la sociedad y las administraciones públicas, que juegan un papel fundamental en la divulgación y la dinamización de la lectura. Es necesario repensar las políticas culturales porque necesitamos que toda la población tenga acceso a los libros y que haya ediciones para todas las edades”, sostiene.

De la misma opinión es Patiño, quien sostiene que el hábito de la lectura se extiende cada vez más entre los nativos digitales a pesar de que la competencia de los medios audiovisuales es también cada vez mayor. “A los niños les gusta el libro, hasta una edad en la que pasan a verlo como una publicación académica y esto desanima a unos cuantos, pero cada vez está más consolidado el libro juvenil, especialmente a través de la literatura fantástica y el cómic”, afirma este librero.

Además, el libro en papel echa un pulso al soporte digital, que se mantiene estable, con un 29,5% de la población de 14 años o más que lee libros electrónicos. “El libro físico y el electrónico tienen que coexistir, aunque el segundo no está teniendo la penetración que se preveía en un principio y los jóvenes siguen prefiriendo las lecturas en papel”, comenta Domínguez.

El problema de los lectores adolescentes es, según Patiño, que son menos visitantes de las librerías de proximidad. “Están más acostumbrados al comercio electrónico y no se dan cuenta de que eso repercute negativamente en su propio entorno y dificulta cada vez más el acceso al libro, que al final quedará en manos de unos pocos operadores, lo que supondrá una limitación de las posibilidades de lectura porque ellos marcarán las pautas”, advierte.

El medio digital juega un importante papel no solo en las preferencias literarias, sino también en el hábito lector, lo que aplauden los libreros. “Todos los canales que se utilizan para la difusión del libro son importantes. Las redes sociales generan una interacción y una relación entre lectores, libreros editores y los propios autores que hace que esa comunicación muy positiva. Es importante dar a conocer toda la producción que tenemos y la cadena del valor del libro”, afirma el representante de las librerías gallegas.

El 2 de abril, Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, de 1998 iniciaba su andadura Kalandraka con el lema Libros para soñar. Su propósito no era otro que ofrecer obras de la mejor calidad estética y literaria. Publicando inicialmente en gallego con el compromiso de la normalización lingüística del idioma, Kalandraka es hoy, 25 años después, un proyecto plurilingüe que edita en castellano, gallego, catalán, euskera, portugués, italiano e inglés.

En su haber tiene multitud de premios, entre los que se encuentra el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2012, que recayó, por primera vez, en una editorial de literatura infantil. “Este reconocimiento marcó un antes y un después en nuestra oferta editorial con nuevos sellos y colecciones, al ampliar nuestro fondo con nuevas colecciones para el público adulto con la voluntad de seguir acompañando en su tránsito vital a quienes en su día fueron nuestros primeros lectores con las necesidades y los intereses que tienen en el presente”, afirman desde el sello editorial.

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Entre las tendencias, Kalandraka destaca el interés por los libros acartonados destinados a las primeras edades; los libros de fácil lectura, representados en su colección Makakiños, adaptada al sistema de pictogramas; y la poesía.La editorial, con tienda física en Vigo, Libros para soñar, publica casi 40 novedades al año.La situación de la edición en gallego, sin embargo, no es la mejor, advierte, por la “alarmante disminución de hablantes en gallego, debido, entre otras cosas, a una política débil que no apuesta decididamente por el gallego”. De las lenguas del Estado, la cifra de negocio del libro en gallego está en un ínfimo 8% frente al 17% en euskera y el 30% en catalán.

“Hace falta, entre todos, instituciones, escuelas, familias, medios de comunicación... la sociedad en general, cambiar esta dinámica”, advierten.

En apenas unos días, el sello Belagua Ediciones se estrenará en la literatura infantil con el lanzamiento de sus tres primeros álbumes ilustrados —editados en gallego y en formato cuadrado (23x23)— dirigidos a lectores de 6 a 9 años, que abordan temas relacionados con la inclusión, la diversidad y la solidaridad. “Son títulos que trabajan los valores y que pretenden que los niños, desde muy pequeños, sientan empatía por los problemas humanos y de la naturaleza”, comenta la editora Edurne Baines. Las previsiones de esta editorial, que nació en Redondela en 2013 con el fin de proyectar Galicia a través de publicaciones en las que la fotografía juega un papel destacado, es publicar cuatro o cinco títulos dirigidos al lector infantil cada año.

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