El papa, en su reaparición en Domingo de Ramos: “Nadie puede ser marginado”

Denuncia el abandono “de muchos cristianos” que son “descartados con guante blanco”

El papa Francisco, durante la misa de ayer en el Vaticano.   | // GUGLIEMO MANGIAPANE

El papa Francisco, durante la misa de ayer en el Vaticano. | // GUGLIEMO MANGIAPANE / efe / europa press

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El papa Francisco presidió ayer la misa del Domingo de Ramos, un día después de salir del hospital por una bronquitis, y en su homilía defendió a los “abandonados” del mundo. “Nadie puede ser marginado”, dijo con la voz aún débil durante esta eucaristía que abre la Semana Santa. “Jesús abandonado nos pide que tengamos ojos y corazón para los abandonados. Para nosotros, discípulos del Abandonado, nadie puede ser marginado; nadie puede ser abandonado a su suerte”, animó ante una plaza de San Pedro engalanada y abarrotada de fieles —unos 30.000, según la Santa Sede—.

En este sentido, recordó a un mendigo muerto en la columnata vaticana “solo y abandonado” y que, dijo, representa a Cristo. “Muchos necesitan nuestra cercanía, muchos abandonados, también yo necesito que Jesús me acaricie, que esté cerca de mi, y por eso voy a buscarlo en los abandonados y en los solitarios”, refirió.

En su primera reaparición pública, después de tres días ingresado por una bronquitis a sus 86 años, Francisco, cubierto por un largo abrigo blanco, meditó sobre las palabras de Jesús de Nazaret en la Cruz, “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?”. En este sentido, explicó que el verbo ‘abandonar’ en la Biblia “aparece en momentos de extremo dolor”, y por eso el recuerdo de Cristo debe mover a sus seguidores a “buscarlo y amarlo en los abandonados” de nuestro tiempo.

“Hoy hay tantos cristos abandonados. Pueblos enteros explotados y abandonados a su suerte; pobres que viven en los cruces de nuestras calles, con quienes no nos atrevemos a cruzar la mirada; emigrantes que ya no son rostros sino números; presos rechazados, personas catalogadas como problemas”, lamentó, elevando el tono de voz.

Pero, sostuvo, también hay muchos “cristos descartados con guante blanco” como “niños no nacidos, ancianos que han sido dejados solos, en los geriátricos, enfermos no visitados, discapacitados ignorados, jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie escuche realmente su grito de dolor”.

El Papa Francisco añadió que hay pueblos enteros explotados y abandonados a su suerte. “Hay pobres que viven en los cruces de nuestras calles, con quienes no nos atrevemos a cruzar la mirada; emigrantes que ya no son rostros sino números; presos rechazados, personas catalogadas como problemas”, manifestó.